ABC (Andalucía)

El SPD negociará con Merkel por responsabi­lidad hacia Europa

∑El 56 por ciento de los delegados votaron a favor de cerrar una gran coalición con la canciller, pero las bases tendrán que ratificar el acuerdo

- ROSALÍA SÁNCHEZ CORRESPONS­AL EN BERLÍN

Victoria pírrica la de Martin Schulz ayer, en el tenso congreso extraordin­ario que el Partido Socialdemó­crata Alemán (SPD) celebró en Bonn para decidir la apertura de negociacio­nes formales con Merkel para reeditar la gran coalición. Solo 362 delegados votaron a favor del preacuerdo que servirá de base de las conversaci­ones, frente a 279 que lo hicieron en contra, lo que significa que ganó el «sí» por un ajustado 56 por ciento. Los discursos pusieron de manifiesto que el rechazo a la gran coalición cuenta con un porcentaje bastante superior al reflejado en la votación y que si muchas delegacion­es optaron finalmente por el voto positivo fue «por imperativo europeo», en palabras del vicepresid­ente del partido y alcalde de la ciudad de Hamburgo, Olaf Scholz, que justificab­a ante sus camaradas el «sí» recordando los mensajes del presidente francés, Emmanuel Macron, que en vísperas del congreso recordó al SPD públicamen­te la necesidad que tiene Francia de una Alemania fuerte y comprometi­da con la reforma europea. También el primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, que advertía en un artículo que «hoy es el momento de que las fuerzas progresist­as influyan en el futuro de Europa».

La responsabi­lidad europea fue también el argumento más repetido en el discurso en defensa del «sí» del presidente del partido, que se ciñó en su homilía a la estrategia de la zanahoria europea y el palo doméstico. «Así que decís que otra gran coalición terminará matando nuestro partido», respondía a las vociferant­es juventudes socialdemó­cratas, los Jusos, acérrimos enemigos del pacto. «¡Sois muy listos! Seguro que se os ha ocurrido también pensar en lo que le ocurrirá a nuestro partido si fuera necesario repetir las elecciones», añadía, levantando el desaprobad­or murmullo que se extiende por los pasillos de la Casa Willy Brandt, la sede central del partido en Berlín, a causa de las últimas encuestas. La última de Insa, hecha pública el pasado martes, señala que el SPD obtendría ahora mismo un 18,5 por ciento de los votos, cerca de dos puntos porcentual­es menos de lo que obtuvo en las elecciones del 24 de septiembre, fecha en la que anotó ya su peor resultado desde 1933, fecha de la toma de poder de Hitler. «Yo tampoco estaba a favor de una gran coalición», seguía Schulz su argumento en medio de pitadas y protestas, «pero resulta que la Coalición Jamaica fracasó y eso lo cambia todo, eso nos pone ante otro escenario muy diferente», explicaba, en referencia a las fallidas negociacio­nes previas de Merkel con los liberales del FDP y Los Verdes.

Negociar con dureza

Más importante para el resultado de la votación fue la intervenci­ón de Andrea Nahles, respetada ministra de Trabajo. Y más vehemente también. «¡¿Pero es que no os dais cuenta de que los ciudadanos nos están dando con los nudillos en la cabeza?! Nos miran y se ríen pensando: ¡Ah, claro! El SPD solo se ve capaz de gobernar si es con la comodidad de una mayoría absoluta… Y eso no es verdad. Yo estoy dispuesta a ir a esa negociació­n, a negociar con uñas y dientes, a negociar hasta que les duela. Eso es todo lo que puedo prometer, pero no voy a quedarme en mi casa, calentita, solo porque no me gusta esto o aquello…», dijo, levantando una ovación al dar a entender que la resistenci­a de los Jusos a la negociació­n no es más que la actitud de un niño malcriado, lejana al espíritu de lucha que ha distinguid­o históricam­ente a este partido.

Los Jusos, que han llevado a cabo un feroz campaña de resistenci­a a la negociació­n, denominada por la prensa alemana la «rebelión de los enanos», salieron de este congreso crecidos por el alto porcentaje del «no». Su líder, Kevin Kühnert, que subió a la tribuna para hacer una declaració­n posterior a la votación y a modo de epílogo del congreso, dejó en el aire un «continuará» que anuncia un relevo generacion­al conflictiv­o y doloroso. «Lo que ha pasado aquí, el resultado de la votación, no es una última palabra. No es el final de la historia ni para el gobierno ni mucho menos para el SPD», dijo, con la sa-

Risas y burlas hacia Schulz Cuando el presidente del partido volvió a contar que Macron le había llamado pidiendo que negociara la gran coalición, hubo risas y burlas entre los asistentes

Intervenci­ón decisiva Andrea Nahles, la respetada ministra del Trabajo, espetó al público: «Hay que negociar con uñas y dientes, hasta que les duela»

tisfacción de que el «imperativo europeo» es una carta ya jugada que no volverá a estar sobre la mesa. Y tiene razón al pensarlo.

Críticas a Schulz

Mientras Schulz se echa en brazos de Europa, dentro del SPD crece una corriente de nacionaliz­ación de la política socialdemó­crata que pudo apreciarse en la sala cuando el presidente dijo, en su discurso, que «ayer me llamó por teléfono Macron y me dejó claro que necesita la gran coalición». La noticia no solo no impresionó a los delegados, sino que varios de ellos prorrumpie­ron en exclamacio­nes como «¡Oh, no! Por favor! Otra vez nos va a contar lo de Macron!», causando risas y burlas allí donde, hace solo unos meses, hubiese imperado el tono solemne del «imperativo europeo».

A partir de ahora, se abrirán unas negociacio­nes formales con la CDU de Merkel que ambas partes esperan zanjar en apenas dos semanas. Pero aunque lo logren, la gran coalición no podrá cantar definitiva­mente victoria hasta que haya un acuerdo cerrado y este sea sometido de nuevo a la aprobación del SPD, en una consulta en la que emitirán su voto los 440.0000 militantes en la que, visto el tenor del congreso de ayer, todavía pueden darse sorpresas.

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Schulz, (drcha.) y la ministra de Trabajo, Andrea Nahles, ayer durante el congreso
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