BUEN RETIRO
Julie Hillman deja su impronta moderna y lujosa en una villa de Long Island con su hacer sereno e impecable.
La interiorista Julie Hilman ha dejado su impronta moderna y lujosa en una villa de vacaciones en una zona exclusiva de Long Island. Construida de cero, parece que lleva allí toda la vida y su decoración serena, luminosa e impoluta le añade la calidez necesaria.
Water Mill es sinónimo de paraíso para un norteamericano, una de esas pequeñas localidades donde los neoyorquinos adinerados vuelan en helicóptero a abrir sus mansiones y a preparar sus barbacoas en cuanto empieza el buen tiempo. Se encuentra al final de Long Island, en la Costa Este y a dos horas y media de la Gran Manzana, si tienes suerte con el tráfico. Las casas de la zona son las más caras del país y Julie Hillman es una de las decoradoras más solicitadas allí. Residente en Nueva York, empezó su carrera en la moda pero poco a poco fue evolucionando hacia el interiorismo. En este caso, Julie ha decorado la nueva residencia de un matrimonio joven con dos niñas de uno y dos años. La pareja compró el terreno, encargó la construcción a Nocera General Contracting, y junto a la interiorista desarrollaron rápidamente la idea que tenían en mente. Tanto que en seis meses habían completado el proyecto. La vivienda, levantada de cero en una parcela a las afueras del núcleo histórico, está rodeada de un jardín amplio con césped y arbustos. Tiene 2.700 metros cuadrados y está dispuesta en dos plantas. Abajo, el recibidor, la sala de televisión-biblioteca, la de billar (los propietarios son unos fanáticos de este deporte), la cocina-office ,el salón y el comedor; arriba, el dormitorio principal con el baño en suite y dos grandes vestidores independientes, los cuartos de las niñas con sus aseos correspondientes y uno más de invitados. Los propietarios decidieron respetar la estética tradicional de las edificaciones de la región para que la suya no desentonara: la elevaron sobre una estructura de madera, la forraron de este mismo material y la pintaron de un suave color crudo. “Los dueños querían tres cosas: un ambiente atemporal, que fuera muy relajado pero que se viera contemporáneo –explica Julie–. Confiaron plenamente en mí y desde el momento en que concretamos los detalles yo me encargué de todo, pero respetando su concepto”. Aquí, la interiorista ha mezclado arte contemporáneo con mueble vintage europeo, en especial de los años 60 y 70 y de grandes nombres como Charlotte Perriand, Poul Henningsen o Milo Baughman. “Mi lugar preferido es la biblioteca, me gusta mucho la alfombra de angora y las paredes más oscuras con la boiserie moderna. El espacio es pequeño pero invita a sumergirse en él”, afirma. Hillman ha vuelto a dar rienda suelta a su particular código estético: luz a raudales, texturas ricas, madera en crudo, blanco impoluto y metales cálidos. Posh pero décontracté.
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