Muyad ARQUITECTURA
el brutalismo era de una rotundidad formal incontestable, de una belleza moderna sin ñoñería, mayestático e imponente sin fecha de caducidad. Obras construidas hace más de medio siglo como el Couvent de Sainte-marie de la Tourette de Le Corbusier, en Éveux (Francia) o hace cuatro décadas como el centro recreativo SESC Pompéia de Lina Bo Bardi, en São Paulo, parece que fueron terminados ayer. Los proyectos de los pioneros Alvar Aalto, Louis Kahn, Oscar Niemeyer o Aldo Rossi han encontrado eco en Peter Zumthor, Tadao Ando, John Pawson o Herzog & De Meuron. En España, Miguel Fisac (su llorada La Pagoda, sede de los Laboratorios Jorba), Fernando Higueras, Alberto Campo Baeza o Antón García-abril han dado fe en diferentes épocas de su dominio magistral de la materia. Banham se preguntaba en el ensayo que dio origen al nombre si la intención que tenía este ismo era ética –hacer un mundo socialmente mejor– o puramente estética, y aunque parece que el tiempo ha hecho perder peso a la primera y dar la razón a la segunda, hay que reconocer que es una arquitectura que levanta pasiones y crea adeptos. Uno de ellos, Peter Chadwick, director de arte y diseñador gráfico, ha recopilado una ingente colección de imágenes de estos edificios, con firma o anónimos, por todo el mundo que tras publicar en su cuenta de Instagram @Brutalhouse ahora recopila en el libro Un mundo brutal (39,99€) editado por Phaidon. Un disfrute lleno de viejos conocidos y algunas sorpresas. www.phaidon.com