EXTRAÑA BELLEZA
El restaurante Casaplata de Sevilla apuesta por el brutalismo en su versión más delicada. Materiales rotundos crean una atmósfera sutil que parece venida del mañana.
Lucas y Hernández-gil apuestan en el restaurante Casaplata por el brutalismo en versión delicada.
Entre un bodegón de Giorgio Morandi y un fotograma de Blade Runner. Así podría definirse el restaurante Casaplata de Sevilla en el que el estudio de arquitectura Lucas y Hernández-gil ha dejado a un lado cualquier atisbo de revival del pasado para mirar hacia el futuro. “Ha sido una apuesta por una imagen singular y propia, alejada de la nostalgia. El cliente quería un espacio flexible que funcionara como comedor, coctelería y para organizar eventos”, explican Cristina Domínguez Lucas y Fernando Hernández-gil. La obra fue integral y los 140 m2 se dividieron en cuatro ambientes: patio, ventanales, comedores individuales y zona central. Eligieron materiales en bruto matizados por una iluminación que cambia a lo largo del día. “Usamos cemento, metal y madera, pero reelaborando los códigos de la estética industrial. Elementos crudos pero delicados, en un equilibrio de contrarios”. Sobre el fondo neutro, destaca el mobiliario de chapa perforada que, salvo las sillas Cesca de Marcel Breuer, es obra de su propio sello, Kresta Design. “Al difuminar el entorno, se concentra la atención en lo que está al alcance de la mano: vasos, platos, botellas... Así refuerza la experiencia gastronómica”, concluyen. Sevilla: Amor de Dios, 7. lucasyhernandezgil.com