INSTALACIÓN TEMPORAL
La interiorista Malu González ha hecho de este piso madrileño su laboratorio. Aunque parezca vivido, es fruto reciente de sus eclécticas obsesiones decó.
Entramos en el pied-à-terre y showroom con alma de la decoradora Malu González en Madrid.
Hechuras decimonónicas con una puesta en escena ecléctica: Luis XVI maridado con ‘midcentury’, Van der Rohe o trofeos de caza africanos.
Romper con todo lo anterior. Esto es lo que pretendía la interiorista del estudio Pieldevaca, Malu González, a la hora de decorar este piso en el centro de Madrid. “Venía de una casa muy de arquitecto, en la que los elementos eran muy limpios y en un edificio actual. Buscaba algo más clásico, pero donde pudiese reutilizar cosas de la anterior”, explica. En una construcción del XIX en pleno barrio de las Letras, González ha hecho de este lugar su showroom y su pied-à-terre en la capital (pues vive en las afueras) en el que experimentar su personal estilo. En su carrera, ya lo ha plasmado en numerosas viviendas y hasta gasolineras y ahora la ha llevado a abordar el interiorismo de un enorme centro comercial en Galicia. “Diría que todo lo que hago es muy ecléctico. En este espacio, aunque ya se había hecho una reforma, creo que se respira el aire decimonónico original. Hay muchas cosas mezcladas: mobiliario de anticuario, Luis XVI y midcentury, con lacas, piezas de Van der Rohe o elementos traídos de viajes”, resalta. Con un total de 130 metros cuadrados y tres balcones, el apartamento se
distribuye en dos dormitorios, cocina, dos baños y un salón con zona de trabajo. “En la entrada construí un mueble completamente cubierto de espejos como elemento separador – cuenta la interiorista–. Por un lado, da continuidad a la cocina y, por el otro, crea un vestidor para una de las habitaciones”. A pesar de la libertad que la gallega, afincada en la capital, ha gozado a la hora de tomar decisiones y que le ha permitido incluir muebles de diseño propio, como los dos sofás o la mesa de ébano, sí que ha intentado que el resultado fuera práctico y de carácter temporal. “Quería un montaje efímero por si lo tengo que reutilizar o decido llevármelo”. A pesar de que objetos como la alfombra de piel de cebra o el cráneo de búfalo africano (ambos reales) llamen poderosamente la atención, lo que más protagonismo cobra es el arte. En su colección, se mezclan armónicamente cabezas grecorromanas, ilustraciones periodísticas adquiridas en subastas o piezas de la galería brasileña Cavalo compradas en la última edición de Arcomadrid. “Sin ser un piso muy vivido, da la sensación de que cuenta una historia o hay una familia detrás de él. Es todo lo contrario a una casa fría de decorador”, concluye. www.pieldevaca.com