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Es muy duro. Es una enfermedad que no solo la padece el que la tiene, sino todo su entorno. Es terrible, una enfermedad demoledora. Fueron unos años tremendos viendo cómo se iba yendo y tú no puedes hacer nada por remediarlo. Yo me obsesioné al verla así, y ahora ejercito todo el tiempo la memoria. Tengo más memoria que nunca. Me esfuerzo mucho. Eutanasia. Sí, absolutamente.
Yo no entiendo por qué no se avanza en ese sentido. Bueno, sí lo entiendo: la Iglesia puede mucho y la derecha también. Una serie de condicionamientos mentales, morales... Y la gente cree que esos pasos son los naturales. Pero hay rupturas que es muy difícil que se produzcan. El alzhéimer es terrible, una enfermedad demoledora. Ver cómo tu madre se va yendo y no puedes hacer nada.
Mi padre me llevaba a la fosa común el día de Todos los Santos desde los cinco años. Un día le pregunté por qué lo habían matado: “Por robar una cesta de huevos”, me dijo. Y de ahí no salió nunca. Hace unos años, gracias a la gente de Memoria Histórica, encontré su expediente. Alguien los denunció por rojos. Lo hizo la familia de una novia mía de Mieres, Carmina, la que sale en la canción. Pero de todo eso te enteras cuando eres muy mayor. Se sabe que hay 120.000 en las cunetas. Hagan ustedes algo. El fin de semana pasado estuve cantando en Santo Domingo y una de las canciones que más éxito tuvieron fue Cómo voy a olvidarme. Allí están en la fase de recuperar muertos que tiraban en cualquier sitio. Es una aspiración natural de la gente: saber dónde están sus muertos, sacarlos y ponerlos en un sitio. Te sorprende la inhumanidad de este país, que en tantos años de democracia no haya un solo gobierno que lo haya abordado, aparte de ese esbozo de Zapatero de la ley de Memoria Histórica.