Un tiempo nuevo
Es la primera vez que vamos a votar entre luces de Navidad, mercadillos y belenes. El día de Nochebuena ya tendremos presidente y las uvas se le van a atragantar a más de uno entre pactos y mudanzas. Para Reyes, a muchos políticos les van a traer carbón y muchísimos van a estrenar cartera, plumier y cole nuevo. Solo esperamos que la estrella de Oriente los guíe por la ruta correcta. Un tiempo nuevo político va a comenzar con 2016, gane quien gane.
Es tiempo de cambio y esperemos que también de cambio de ciclo económico por aquello de siete años de vacas flacas y siete de vacas gordas. A ver si es verdad y llegan siete años de crecimiento, prosperidad y de vacas obesas.
Y mientras esperamos, vamos a lo nuestro: hay que preparar las fiestas, menús, decoración, qué nos ponemos, cómo nos peinamos, qué hacemos con la mala cara con la que se llega después de un trimestre de estrés, puesta a punto, cuadernito con los deseos, regalos, en tu casa o en la mía o, mejor dicho, en la de tu familia o en la de la mía. Muchas puntadas que dar y el tiempo vuela. Es el momento de coger AR y resolver todas las incógnitas.
Este año lo tenemos fácil para acertar: se lleva todo, eso es una ventaja, y no tenemos que gastar mucho. Entramos en el armario y rescatamos cualquier maula de cualquier década, la mezclamos con muchos abalorios, flecos, colgantes, cuadros, lunares, flores; botas, botines, sandalias, tacón bajo o alto; vestido largo, corto o cortísimo, pantalones pitillo o anchos, monos, pieles naturales o ecológicas, plumíferos o abriguitos de paño. En fin, unas Navidades para mujeres creativas. Aunque siempre nos quedará el vestidito negro sexy que nunca falla. Eso sí, con zapatos de color.
En este último número del año quiero daros las gracias especialmente por tantos años de fidelidad, por permitirnos haber atravesado con éxito una de las crisis más importantes de la prensa, desde luego la más profunda que he conocido. Nunca, ni en el mejor de los escenarios, pude imaginar que AR cumpliría 14 años, y aquí seguimos, en la trinchera y con más entusiasmo que nunca.
Mi gratitud y orgullo van para la Fundación Juan XXIII, que emplea y forma a personas discapacitadas, y en especial a estas mujeres que veis a la derecha, que son quienes empaquetan y trabajan en la distribución de esta revista. Espero que otras empresas se animen a hacer lo mismo y den una oportunidad a hombres y mujeres que tienen mucho que aportar y se merecen una oportunidad.
Felices Navidades.