AS (Aragon)

Eduardo Gallo “Cristiano Ronaldo es el Luis Miguel Dominguín del fútbol” TORERO DE GRANDES FERIAS, SE VA A AMÉRICA

- A. MÉRIDA / G. POSE LA ENTREVISTA

CAFÉ, COPA Y FÚTBOL No se debe perder de vista a este torero, Eduardo Gallo. Tiene cabeza, ambición y desprende carisma de estrella. Estudia a los toros con tal profundida­d que sorprende a los ganaderos, se entrena con un maestro zen y es admirador de Zidane.

Un torero de Salamanca, ¿en qué equipo milita? —Ahora en el Real Madrid. Antes lógicament­e en el Salamanca. Es una pena que el equipo esté desapareci­do. Andan con líos a ver de qué manera lo recuperan, porque sería muy importante para la ciudad. —¿Cuáles son sus referentes del mundo de los toros? —Grandes toreros de Salamanca como el Viti o Julio Robles. Y otros como José María Manzanares padre o Paco Ojeda. —Y en el fútbol, ¿quién le resulta más torero? —Sergio Ramos por esa raza que tiene. Pero también fueron muy toreros Raúl o Joaquín. Si Raúl hubiera sido torero habría sido Ponce. —¿Y Simeone? —Su filosofía de partido a partido se asemeja mucho a la de los toreros, que vamos plaza a plaza, y cada tarde nos ganamos la siguiente. Simeone nos ha copiado un poco. —En su familia no hay antecedent­es toreros. —No para nada. Lo que pasa es que la escuela de tauromaqui­a estaba muy cerca de mi casa en Salamanca, y por ahí veía a los chavales entrenar. Me fue picando la curiosidad y me aficioné viendo las primeras corridas por la televisión. Estaba apuntado en la Peña Real Madrid y jugaba al fútbol, pero al final pudo más el asunto taurino. —¿Y sus padres cómo se lo tomaron? —Se lo tomaron a broma, como si fuera un juego o una actividad extraescol­ar. Cuando se quisieron dar cuenta ya estaba tomando la alternativ­a. Es tan difícil, tan complicado, que mis padres jamás pensaron que yo pudiera llegar a ser matador de toros. —¿Y usted cuándo se dio cuenta de que iba en serio? —Con quince años había un novillero de Salamanca que se llamaba Javier Castaño que había salido a hombros en la plaza de Madrid y pensé que también podía yo llegar a hacerlo. La escuela apostó fuerte por mí y ahí me di cuenta que podía dedicarme al mundo del toro. —¿Recuerda su primera cornada? —La primera cornada me la pegó un toro de novillero y la verdad es que ni la sentí. Entré a la enfermería a coserme el vestido de torear porque el percance fue en la zona del escroto. Y fue allí donde me di cuenta que tenía sangre y de inmediato me sedaron. No me enteré la verdad. Al año siguiente tuve dos cornadas muy fuertes en Badajoz. —-Ahí ya se enteró. —Fueron graves sí. Ahí en la plaza sentí que no era capaz de dominar mi cuerpo, y eso es una de las cosas más duras que hay. No podía andar, veía todo como blanco. Son sensacione­s difíciles. Ahí te das cuenta que esto no es un juego. El toro da la vida por nosotros y tenemos asumido que si hace falta la tenemos que dar también. —Sin embargo la muerte de Víctor Barrio, ¿le hizo replantear­se cosas? —Me acuerdo que estaba en casa y cuando me llamaron tiré el teléfono al suelo. Me quedé mucho rato sentado en el sofá sin saber muy bien a quién escribir, a quién llamar. Es un momento en el que te planteas lo difícil que es volver a ponerse delante de un toro. Me acordaba de su familia, la madre, la mujer, porque al final son los que sufren nuestra locura. —Ha estado varios meses fuera de los toros por la muerte repentina de su hermano Javier. —Al ser tan repentino fue terrible. Hasta el mes de marzo estuve sin torear de salón, sin entrenar ni ir al campo. Ponía excusas para no ir a tentar. Mi hermano vivía en el portal de al lado. Cuando mi madre me llamó y me lo dijo no me lo creía. Habíamos hablado el día anterior. Fue muy duro; como persona te trastoca, porque ahí te das cuenta de eso que tantas veces has escuchado de que la vida son dos días. Te replanteas si lo que estás haciendo es lo que te apetece hacer y no puedes perder un minuto de tu vida en otra cosa. —¿Cómo lo superó? —Me comporté de manera fuerte y tras replantear­me mi vida, asumí que debía reaccionar como torero, como cuando me han sucedido cosas buenas y malas. Le dije a mi familia que había que reaccionar como si fuera una cornada, afrontarlo y superarlo. Fue muy doloroso pero lo asumimos. —¿Cómo ve ahora el planeta de los toros? —La verdad es que no soy tan pesimista como los antitaurin­os. Ha habido una reducción de festejos, pero sigue siendo un espectácul­o de masas y goza de buena salud. Tributamos más que nadie, el Estado no nos da ninguna subvención y generamos riqueza. Los toros también han sufrido la crisis. —¿Pero hay más crisis que antes? —Para nada. Leo muchos textos antiguos y si se fija en crónicas de 1912 ya se decía que el toreo se acababa, que la gente no iba a los toros, que los toros se caían y que los toreros no se arrimaban. O sea exactament­e lo mismo que se dice ahora. Hoy sale un toro muy serio, como no ha salido en la historia, un toro muy grande, con movilidad y de muy buen juego. Además estamos ante una baraja de toreros importante. —¿Considera a José Tomás uno de los grandes de la historia? —Creo que sí. Ha engrandeci­do la figura del torero. Por no torear en cualquier sitio, a cualquier precio. Valora su vida y su arte y me parece bien. Cada vez que torea todo el mundo intenta estar allí y el que va no sale decepciona­do, porque algo le ha transmitid­o. Cuando uno habla

Simeone “Su filosofía es la de los toreros. Cada tarde nos ganamos la siguiente” José Tomás “Es como hablar de Cristiano o Messi. Está una Liga por encima del toreo” Zidane “Es como un ajedrecist­a. Mueve fichas sin que nadie se sienta ofendido”

Eduardo Gallo (Salamanca, 1984). Matador de toros, ya conoce como novillero lo que es abrir la Puerta Grande de Madrid. Tomó la alternativ­a en 2004. Torero presente en todas las grandes ferias, viaja a América para torear en México, Colombia y Perú. de José Tomás es como hablar de Cristiano o Messi, está en una Liga por encima del torero. —¿Se concilia el sueño antes de torear en las Ventas? —No. A mí me ha pasado llegar a la plaza y estar bloqueado, con los brazos agarrotado­s por los nervios. Desde hace un tiempo entreno con un monje budista, maestro zen y cuando toreo aquí en Madrid estoy con él y entreno la concentrac­ión. Cuando trabajo en su estudio, siento cosas parecidas a cuando estoy en la plaza. Es un entrenamie­nto muy duro, que te obliga a superarte a ti mismo a niveles inconcebib­les. Y muchas veces sin moverte del sitio. Es cuestión de fortaleza mental porque tu cabeza siempre tira a que no puedes hacer algo. Y en definitiva torear es un acto de fe porque realmente no sabemos muy bien por qué un toro embiste, por qué va a la muleta y por qué un torero gusta y otro no. La cabeza generalmen­te tira para atrás y hay que poder con ello y pasar esa raya que cuesta tanto pasar. —Acudir a un maestro zen es una extravagan­cia muy saludable. ¿Cómo decide dar ese paso? —Siempre he hecho mucho deporte y físicament­e no podía crecer más. Sin embargo sí me di cuenta que era necesario potenciar la mente, asentar bien la cabeza. Me hablaron de este maestro y fui a verle. Al final lo que aprendes es que las cosas son como son, tienes que amoldarte y tienes que estar dentro de ti centrado al cien por cien con lo que estás haciendo. —¿Visualizan la corrida? —Al revés. Se trata de no esperarte nada y cuando te viene una imagen de futuro evitar ese pensamient­o. Porque aunque tengas la faena hecha, luego el toro va a hacer lo que quiera. —¿Cree que Zidane es el maestro zen que necesitaba el Real Madrid para negociar el ego de sus figuras? —Más que un maestro zen hay que ser un ajedrecist­a para mover toda esa cantidad de fichas que tiene un equipo como el Madrid. Cómo mover todos los hilos y que nadie se sienta ofendido a la hora de jugar y puedan dar el cien por cien en cada partido, es el secreto del éxito. Y la verdad es que lo está logrando. Había mucha gente que cuando le vio llegar de entrenador no apostaba por él y al final ha conseguido cambiar la moneda y hoy nadie le discute ni le cuestiona. —¿Algún futbolista le inspira para torear? —A mí la raza de Sergio Ramos me gusta y me parece que esa raza es necesaria para torear. —Los toreros que suelen ser personas contenidas, ¿le parecen exagerados los modos de Cristiano a la hora de celebrar un gol? —Sí me llama la atención, pero entiendo que forma parte del espectácul­o. Es un poco lo que hacía Luis Miguel Dominguín en su época cuando afirmaba que era el número uno. Cristiano es el Dominguín del fútbol o Luis Miguel era el Cristiano de entonces. Fue uno de los toreros más polémicos que han existido en la historia y nadie cuestionab­a su valía. —¿Los toreros preparan una corrida como un partido de fútbol? —No le quepa duda. Yo estudio las plazas, las ganaderías, veo vídeos de corridas anteriores, de toreros antiguos. Lo tengo todo organizado en mi casa. Estudio a mis rivales. Cuando más sabes de una ganadería mejor, porque cada una tiene sus matices. A veces conozco a la ganadería mejor que el ganadero. —¿Cuándo ve a los futbolista­s en el túnel de vestuarios le recuerda al patio de cuadrillas? —Lo veo muy parecido. Me recuerda mucho a la plaza de las Ventas. El túnel me recuerda a esos momentos de nervios, de tensión y responsabi­lidad en el patio. No tienes miedo al toro sino a la responsabi­lidad y al ver las caras de los futbolista­s veo ese mismo miedo a la responsabi­lidad, a ser consciente­s de que se juegan mucho, de que tienen que acertar en cada momento. —¿Cómo se maneja un torero económicam­ente? —El toro te da para vivir. No te haces rico pero puedes vivir. De todas formas yo siempre quise montar un negocio y cuando sucedió lo de mi hermano decidí que ese era el momento. Y monté un laboratori­o dental con mi hermana que es protésico y ahí vamos. Aunque le diré que prefiero torear. —¿Qué es lo más grandes de los toros? —El reconocimi­ento de los profesiona­les y de la afición, porque eso es algo que no se puede comprar y no se puede pagar. —¿Prefiere salir a hombros de las Ventas o del Bernabéu tras marcar el gol que da una Champions? —En ese momento en el que eres capaz de cuajar un toro y torearlo bien no te cambias absolutame­nte por nadie. Ni siquiera por Cristiano Ronaldo, no me cambiaría jamás.

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