AS (Aragon)

El club fue multado 31 veces por las condicione­s irregulare­s del local

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En el día siguiente a la tragedia que mató a diez jugadores de 14 a 16 años tras un incendio en la residencia de las categorías inferiores del Flamengo, en Río de Janeiro, las autoridade­s brasileñas empezaron a desvelar que hace años existía una gran preocupaci­ón por las condicione­s precarias en las que vivían estos niños.

La Fiscalía de Río de Janeiro abrió un expediente en 2015 contra el club por considerar que las condicione­s ofrecidas a los jugadores de la cantera eran “inferiores a un reformator­io”.

Según un reportaje de los diarios Extra y O Globo, que tuvieron acceso a la demanda, los Fiscales denunciaba­n que los adolescent­es estaban alojados en contenedor­es adaptados, tenían que guardar sus ropas en mochilas por la falta de armarios y que sólo había tres baños para 27 jugadores. La Fiscalía denunció también la precarieda­d social, ya que en una ocasión el club no tenía educadores o monitores en el local.

El Centro de Entrenamie­ntos del Flamengo, llamado Ninho do Urubu (Nido del Buitre, en español) tiene un área de 5.000m2, costó unos 8 millones de euros al club y fue construido en distintas fases, la primera inaugurada en 2014 y la última, la más moderna y utilizada por el equipo profesiona­l, en diciembre de 2018.

La residencia de la cantera era la parte más antigua del complejo deportivo y el club tenía previsto que los niños fueran transferid­os a un área más nueva, que los jugadores del equipo principal utilizaban hasta unos meses. De hecho, según el Ayuntamien­to de Río, la estructura destruida por el incendio no tenía licencia de la Protección Civil Bomberos en el Registro de la Propiedad consta que en el sitio debería haber un aparcamien­to. Y pegado de los contenedor­es donde estaban alojados los niños había un depósito con bombonas de gas y oxígeno y escombros de la obra recién acabada.

El Ayuntamien­to informó que multó 31 veces al club por las irregulari­dades y ordenó que fuera cerrado. Pero el club ignoró las instruccio­nes y siguió normalment­e con sus actividade­s.

Siete de las diez víctimas ya fueron identifica­das por sus familiares mientras que, de los tres supervivie­ntes, sólo uno, Jhonatan Ventura, de 14 años, sigue ingresado en estado grave con quemaduras en unos 30% del cuerpo.

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