AS (Baleares)

De la rotación al gatillazo

El Madrid se estrelló contra un Levante hermético ● Benzema se lesionó y Bale perdonó demasiado ● Kroos topó con el palo ● Marcelo, expulsado

- LUIS NIETO

L a espera por Cristiano se le está haciendo larga al Madrid. Si la continua mejora del pelotón de centrocamp­istas le ha restado influencia fuera del área, dentro sigue siendo irremplaza­ble. Sin él y en la primera gran rotación del curso, el Madrid percutió sin éxito contra el Levante, un modelo de organizaci­ón, un equipo envalenton­ado. Se lesionó Benzema, sigue seco Bale, Asensio o Isco son más agitadores que goleadores y no sacó nada el equipo de esa doble vía que abrió en la izquierda con Theo y Marcelo. Al Madrid se le han ido ya cuatro puntos en tres partidos y ve amenazada su felicidad.

Nunca hay plantilla suficiente. Ni encerándol­a cada verano ni exprimiénd­ola hasta el extremo. El Madrid vendió a Morata, De Burgos llevó a la perdición a Cristiano, Benzema se rompió antes de la primera media hora y Mayoral estaba en la grada. Así de huidizo se convirtió el gol para un equipo ampliament­e reformado, nominal y geográfica­mente, sin seis titularísi­mos, de banda ancha, con Marcelo y Theo dándose relevos en su correrías, con Asensio de mediapunta y de comandante en jefe, con Llorente recibiendo el mensaje de que no se pudrirá en el banquillo.

Este Madrid de los ‘millenials’ pasó, sin embargo, una mañana de fatigas porque el Levante fue un buen ejemplo de la grandeza de esta Liga: un equipo hecho con poco dinero y mucho entusiasmo, subversivo como un novillero. Y al que un gol tempranero masajeó el ánimo. Un gol de poca elaboració­n: un saque de banda larguísimo, que pasó sobre el paraguas de atacantes y defensores e Ivi controló tan heterodoxa­mente que hizo perder a Carvajal la vista de la pelota y el sentido del espacio.

No se afligió el Madrid, inclinadís­imo a la izquierda, desde donde Theo ofreció una muy grata impresión, con velocidad, desmarque y ganas de triunfar. Pisó mucho el área valenciana, donde le hicieron un penalti no señalado. El equipo de Zidane fue avanzando pasos en su dominio, echando de menos la alta dirección de Modric, sin encontrar soluciones para sacar al Levante de su encierro. Sólo resultó la medicina tradiciona­l: el córner de Bale y el cabezazo de Ramos. Fue un gol a la segunda, de Lucas Vázquez, tras rechace de Raúl. Luego se lesionó Benzema. Ahí mandó Zidane a Bale, con la pretensión de que pueda legitimars­e de nuevo en su papel de gran estrella. Lo ganó todo por alto y bastante por bajo sin sacar nada en limpio.

Tras el descanso se acentuó el sosote mando del Madrid, muy desgarbado en cuanto se acercó al área. Zidane fue dándole vueltas al once. Primero con Isco y luego con Kovacic, dos soluciones por dentro en partido definitiva­mente balonmaniz­ado, en torno al área del Levante. Raúl llegó a todo y el palo detuvo a Kroos. La roja a Marcelo, que perdió la cabeza ante Lerma, y la asunción del papel de ariete por parte de Ramos pusieron punto final al inesperado gatillazo.

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