Nasri, por la puerta grande
El francés, excelso, guía al Sevilla en la segunda parte a utriunfo que firmó Ben Yedder
A lomos de un imperial Nasri que sacó el libro del fútbol y dio un clinic en la segunda parte, el Sevilla ganó al Lyon en un partido en el que el marcador (1-0 con gol de Ben Yedder, valiente en el remate), se le quedó cortísimo para los méritos que hizo. Vietto falló un penalti (69’), se encontró con Lopes en un mano a mano y se quedó a un milímetro del gol en otro. Iborra, Vitolo, Ben Yedder. Todos perdonaron. El Sevilla, rarezas del fútbol, rompió a jugar después de una primera parte caótica en la que los grupos futboleros de whatsapp echaban humo para descubrir qué dibujo se había inventado Sampaoli esta vez. Pareció un 3-2-3-2 con Escudero de central y Vitolo y Mariano de carrileros. Quizá un 3-5-2, un 4-4-2 .... No lo sabían ni los jugadores. El Sevilla no ocupó bien los espacios, generó silbidos y hasta estuvo a punto de irse en desventaja al descanso. Fekir, buen zurdo, de lo mejor que enseñó el Lyon junto a Darder, disparó al larguero.
Del más absoluto desconcierto, el Sevilla pasó a ser una máquina perfecta. Nasri pidió el balón y tomó los mandos. Se juntó con Nzonzi, gigantesco, y Vitolo, un jugador ya superior. Así arrollaron al Lyon. La segunda parte se jugó a lo que quiso el Sevilla, que le puso fútbol y pasión. La combinación enciende al Sánchez Pizjuán, que lo detectó y empujó a este Sevilla irregular y volcánico hacia el gol. Lo encontró en una feliz combinación de Vázquez, Nzonzi, Vietto y, finalmente, el menudo Ben Yedder. El Lyon, poco experimentado, no puso freno al vendaval de fútbol del Sevilla, que demostró piernas e ideas y, sobre todo, un talento. Aparentemente frágil, Nasri no sólo juega fino. También cabalga y tiene una zancada que parece pesada pero es inalcanzable. Tiene estilo y abarca metros. Nada mejor puede decirse de un futbolista. El Sánchez Pizjuán le abrió anoche por primera vez la puerta grande. Eso no es fácil.