Yo aplaudí a estos chicos del Ajax...

En la RAE esta es la definición de Embajador: “Agente diplomático que representa oficialmente, en un país extranjero, al Estado, al jefe del mismo y al Gobierno”. Pues debo felicitar a Holanda (o Países Bajos) por haber elegido a Matthijs van Bonzel como su embajador en España. Un hombre afable y simpático. Observador y prudentemente futbolero. Ser del Utrecht es señal de que disfruta del fútbol sin la presión de verse obligado a ser del Madrid o Barça holandés (el Ajax o el Feyenoord). Un romántico que optó por gozar de un partido como quien va a ver un Van Gogh.

Las dos horas de charla me sirvieron para rememorar las visitas del Ajax de Cruyff, el de finales de los 60 e inicios de los 70, al Bernabéu. La primera que registra mi memoria fue un síntoma de que los tiempos habían cambiado. Con ocho añitos escuché por la radio aquella derrota en Chamartín ante ese Ajax que ya había ganado los dos títulos anteriores (1971 y 1972), con ese flaquito que esprintaba y fintaba en una baldosa, con unos cambios de ritmo que aquí no se veían. Recuerdo en el resumen de televisión que aparte de delgados eran muy altos y con patillas pobladas. Un punto hippie que los hacía diferentes. Y palmamos (0-1, gol de Mühren).

Tampoco olvido la visita que nos rindió el Ajax en Champions en 1995. Yo ya tenía 30 años y lo de la Séptima me sonaba a Peter Pan. Algo idílico y maravilloso que sólo existía en el País de Nunca Jamás. Nos dieron un repaso de la A a la Z. Dos goles de Litmanen y Kluivert, pero perdí la cuenta de los que les anularon y de las diabluras de Finidi, Overmars, Davids, Musampa...

A pesar de la derrota (0-2), fui uno de los muchos que aplaudí a esos tulipanes espigados que jugaban de cine. Ajax, un señor equipo.