Los rusos se olvidan de la playa para ver a Neymar
Una multitud siguió el entrenamiento de Brasil en Sochi
Ayer fue día de fiesta brasileña en Sochi. Bajo el sol hirviente y un calor húmedo de más de 30ºC, la selección canarinha hizo su primer entrenamiento en Rusia con la presencia de cientos de aficionados que cambiaron la mañana de playa en el ¨Día de Rusia¨, festivo en todo país, para acudir al campo de entrenamientos adjunto al hotel de la concentración.
Los que no lograron sitio en la pequeña grada, se amontonaron en un viaducto que ubicado al lado del centro deportivo, ignorando la orientación de la policía que intentaba de todas las maneras que nadie fuera atropellado en el intento de ver a Neymar y compañía.
Fue el primer entrenamiento abierto de la Brasil de Tite en este período de preparación para el Mundial. Algo atípico para un entrenador que hasta entonces restringía el acceso hasta a los periodistas, que sólo podían ver los primeros 15 minutos de los trabajos. Pero no es que de repente la filosofía de trabajo haya cambiado y que la canarinha intentara acercarse a la afición. La FIFA obliga a todas las selecciones a organizar al menos un entrenamiento abierto al público antes del comienzo del torneo. Brasil se presentó hace tres semanas en el Centro de Entrenamientos de la Granja Comary, en la Sierra de Río de Janeiro. En los seis días que estuvo ahí, sólo los patrocinadores y alrededor de cien moradores de la urbanización donde están ubicadas las instalaciones de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) tuvieron acceso a los jugadores.
En Londres, donde pasó las dos últimas semanas, el aislamiento fue total en la ciudad deportiva del Tottenham. Y en los dos días que estuvo en Liverpool y Viena para los amistosos ante Croacia y Austria, la selección no salió ni a saludar las docenas de aficionados que intentaron ver a sus ídolos en los hoteles donde estaban alojados.
Y lo que pasó ayer ha sido algo excepcional. Los próximos entrenamientos vuelven a ser cerrados para la afición.
Formalidad La FIFA obliga que se entrenen al menos una vez ante los locales