AS (Levante)

Resaca triste y duradera

El Barça suda sangre para derrotar a un Leganés que les metió el miedo en el cuerpo ● Messi no celebró ninguno de sus goles, decisivo, pero triste

- SANTI GIMÉNEZ

Con los años, las resacas son más duras. Duran más y tienen un proceso de rehidratac­ión del cuerpo mucho más lento durante el cual el regreso a la vida normal se hace cuesta arriba. Cuando ya no tienes edad de recuperart­e tras una mala noche, los músculos te duelen hasta durmiendo, es imposible centrarse en ninguna actividad intelectua­l básica, no digamos ya correr o esforzarse. El día a día es una tortura. El mal humor domina tu vida. El Barça demostró ante el Leganés que todos los tópicos de la resaca para personas mayores son ciertos y a punto estuvo de que la resaca ante el Leganés fuera peor que la mala noche ante el PSG. Finalmente, un penalti salvador provocado por Neymar y marcado por Messi, que no lo celebró, sirvieron para salvar un día complicado que estuvo a punto de acabar en desastre ante el Leganés (2-1).

Sigue el Barça sin jugar un pimiento, sigue siendo irreconoci­ble, sigue sin tener un entrenador que aporte una solución desde la banda, sigue desterrand­o del Camp Nou al público, sigue dividiendo a los pocos que van al estadio en base a una grada prefabrica­da que se equivoca en los cánticos desentendi­éndose del partido y provocando debates que únicamente deberían estar en los medios y ha logrado algo preocupant­e: que Messi juegue a fútbol, marque dos goles y no sonría. Cuidado con eso. Messi empezó y acabó el partido para el Barcelona marcando un gol en el minuto tres y otro en el 90’. No celebró apenas ninguno de los dos. Y ya dijo el que más ganó en este equipo, que el único secreto del Barça está en que Messi sonría. De momento, sigue salvando al equipo porque está claramente por encima de cualquier otro jugador. Pero que no sonría es preocupant­e.

Vía de agua. Por lo menos, el partido se sacó adelante y el Barça logró tres puntos que de no sumarse hubiesen supuesto una vía de agua en la línea de flotación del club de proporcion­es titánicas, pues suponían decirle adiós a la Liga.

Jugando espantosam­ente, el Barcelona salvó el match ball con un penalti en el 90’ que tiene el efecto de cualquier remedio a la resaca. La puede paliar, pero únicamente el tiempo, el reposo y el regreso a los buenos hábitos pueden volver a poner al equipo en orden.

Ante el Leganés, lo único bueno fue el resultado. Se adelantó el Barcelona en el minuto tres con un gol de Messi que se suponía que iba a ser el remedio a todos los males, pero fue como la lucidez del resacoso, que cree que se levanta bien pero que en cuanto llega al comedor tiene que volver a sentarse en el sofá. El Barcelona se prometía una goleada y acabó sufriendo para llegar al lavabo.

Tras el gol de Messi, el Leganés se hizo el dueño del juego en el Camp Nou con muy poquito. A pesar de eso, los madrileños convirtier­on a Ter Stegen en el héroe del Barcelona. Fue el alemán el que mejor parado salió de la mala noche parisina y en base a sus paradas, el equipo sobrevivió en sus peores momentos.

No obstante, un error tremendo de un Sergi Roberto -que paga la cabezonerí­a de un técnico que le exprimió en la primera parte de la temporada hasta dejarlo para tomarse unas vacaciones urgentes- provocó el gol del empate. A la desesperad­a, el Barça buscó el gol que le valía seguir en la carrera por la Liga y lo encontró en un penalti. Pero eso no quita que el Barça siga tocado. Y triste. Necesita sopita. Tiene una semana para recuperars­e antes de ir a el Calderón.

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