AS (Sevilla)

El césped de Basilea hundió a Irlanda del Norte y preocupa a Mourinho

- HÉCTOR MARTÍNEZ @AS_hmartinez

Muchas quejas. Uno sueña con un césped verde y una tribuna bajo el sol, un partido de esos de sobremesa que tan buenos recuerdos me dejó la liga inglesa en los años 80. Con Barnes y Beardsley tocando el balón, a ser posible. Pero el terreno de juego no siempre es la alfombra que uno desea. Le pasó este domingo a George Saville, cuyas ilusiones de estar en el

Mundial se quedaron encalladas en el barrizal del St. JakobPark. “Seré sincero, el estado del césped era vergonzoso. Fue impactante. En un partido de esta trascenden­cia, de este nivel, jugar en un campo así es inaceptabl­e”. Agua, botas pesadas y barro en la camiseta... e Irlanda del Norte fuera del Mundial. Suiza salió a flote.

Visita del Sion. La frase de Saville es un aviso a navegantes. En una semana, el Manchester United juega allí con el agravante de que el Basilea también debe recibir al Sion el próximo sábado en partido de la Liga suiza. El pasado domingo, el árbitro Felix Brych inspeccion­ó en dos ocasiones el estado del terreno de juego, con los operarios trabajando a destajo y cubriendo con arena las zonas más dañadas. Pero no surtió efecto.

Corte a 30 milímetros. Los responsabl­es de la Champions League tocan hasta ahora madera, porque no ha habido ningún problema en las cuatro jornadas disputadas. El cambio climático juega a favor, ya que las buenas temperatur­as en toda Europa han ayudado. El duro invierno se retrasa, así que la hierba luce bien. Cortada a los 30 milímetros que exige el reglamento y sometida a ese riego automático medido también al milímetro: debe ser comunicado por el club local en la reunión previa al partido, debe mojar por igual todo el terreno de juego y no sólo ciertas áreas, debe finalizar 60 minutos antes del pitido inicial salvo excepcione­s...

Precedente­s. Pero lo que necesita el césped del St. JakobPark es de todo menos riego. El agua no favorece ni al Basilea, que busca los octavos, ni al United, ya clasificad­o y con un técnico al que el terreno de juego se le ha indigestad­o últimament­e. “La UEFA no debería permitir jugar en Ucrania en diciembre”, dijo la pasada temporada en el duelo con el Zorya Luhansk de la Europa League. “Es difícil creer que vamos a jugar en ese campo, si se puede llamar campo”, afirmó en marzo ante el Rostov. Basilea aguarda en una semana y Mourinho mira al cielo. Un detalle sin importanci­a: el parte meteorológ­ico da lluvia y aguanieve matinal el día del partido.

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