Un Valencia con ‘trellat’
Con Mateo Alemany se ha vuelto a hablar en el club de fútbol A Marcelino se le respeta como a pocos
Respaldo Se ve como un proyecto a largo plazo que se va ajustando paso a paso
E● l Valencia está volviendo a ser un club normal y Mestalla un lugar en el que se habla de fútbol. De lo bueno que hay ahora y de lo que falta por hacer. De lo que se ve y de lo que se espera que llegue a ser. Pero de fútbol. Sin promesas ni proverbios. Donde se reconoce con naturalidad que el Atlético está hoy por hoy a otro nivel o donde acude Peter Lim simplemente a ver a su equipo sin furgonetas negras ni dispositivo de jefe de estado. Lo dicho, el Valencia vuelve a ser un club normal, o al menos se comporta como tal, y por ahí también pinta bien la partida.
Porque no olvidemos de dónde se viene. De esos tiempos hostiles de cartulinas; de la oda a la esquizofrenia que fueron los meses de Gary Neville; del “yo soy Peter Lim” de Layhoon Chan; el silencio de una grada de animación; o el plantón de Noche Vieja de Cesare Prandelli. De todo eso se viene y también de fichajes como el de Aderllan Santos. Santa paciencia la que ha tenido Mestalla, la verdad. Quisiera ver yo la reacción de otros respetables de estadios del fútbol patrio con tales aditivos y su equipo dando pena y coqueteando con el descenso un año sí y otro también.
El Valencia vuelve a hacer las cosas con ‘trellat’. El primero, Peter Lim. Porque si él
El Valencia está volviendo a ser un club normal y Mestalla un lugar en el que se habla de fútbol. Sin odas a la esquizofrenia como antaño. Algún mérito tendrá también Lim, que parece que por fin acertó alguna decisión.
fue el culpable de malas decisiones como dejar el club en manos de solo (N)uno o, entre otras, anular la poca o mucha credibilidad que tuvieran su presidenta y García Pitarch
con el traspaso de Alcácer,
también habrá que reconocerle al dueño de Singapur su cambio de libro de estilo con el fichaje de Mateo Alemany y en consecuencia el de Marcelino.
O a ver si Lim solo está para pedirle que ponga más ‘pasta’ cuando la pelota no entra.
Mateo Alemany ha demostrado en tierra extraña que el idioma del fútbol es universal, siempre y cuando lo sepas hablar, y Marcelino ha caído de pie por Mestalla. Solo genera cierto ruido el cargo de Alesanco. Saber cuál es su rol. Pero, volviendo a Marcelino, ni un disparo entre palos contra el Atlético y la afición se fue contenta a casa. Tal respeto se lo ha ganado el asturiano por sus hitos en otros banquillos y también ayuda lo (mal) hecho por sus antecesores. Por si fuera poco su Valencia oposita a ser ‘bronco y copero’ y eso gusta. Además tiene ‘trellat’ lo que hace, lo que dice y lo que pasa. Como con los capitanes. Nada de liderazgos forzados. Los más veteranos en ese vestuario y listo. Marcelino tiene tablas para esquivar las preguntas sobre el objetivo y poso como para que no le caigan palos por ello como les sucediera a otros antes. En Marcelino se confía. Y punto.