Pocas variaciones, mejoras evidentes
El salpicadero es en esencia el mismo que el del antiguo Zafira Tourer, sin embargo, recibe notorias mejoras, tanto en calidad como en funcionalidad. Lo que más destaca es el rediseño de la consola central, donde la antigua pantalla acompañada de numerosos botones, deja paso a una nueva pantalla táctil de 7" en la que se puede sincronizar un con sistema operativo de Android o de Apple para poder usar sus aplicaciones. Es de serie pero, de forma opcional, podrá instalarse otra que incluye navegador.
La instrumentación también es nueva y resulta más moderna y legible. El volante, por su parte, ahora es más compacto y deportivo, y los guarnecidos del salpicadero son más agradables al tacto y exhiben ajustes un poco mejor rematados. También ha mejorado la insonorización del habitáculo, algo importante teniendo en cuenta que su motor diésel es algo rumoroso.
La postura de conducción es de las más satisfactorias entre los monovolúmenes, con un volante poco inclinado y una buena visibilidad. Además, los asientos son confortables y sujetan bien el cuerpo. Pero lo mejor está en la segunda fila de butacas individuales, muy holgados incluso para personas altas y corpulentas. Además, estos asientos pueden desplazarse 28 cm longitudinalmente para regular el espacio para las piernas y el disponible en la tercera fila, la cual no va sobrada en cuanto a longitud. Por otro lado, hay muchos huecos portaobjetos, incluyendo el práctico túnel central sobre raíles, que oculta diversos compartimentos.