En marcha: muy bien por chasis, excelente por consumo
El Ibiza TGI se diferencia del TSI 95 principalmente por dos cosas: tiene 5 CV menos, 15 Nm menos de par y, encima, pesa 117 kilos más -1.239 kg, un peso considerable para un urbano- por el sistema del GNC -el depósito está muy reforzado, pues trabaja a una elevada presión de 200 bares-.
¡MÁS MADERA! Por eso, las prestaciones del TGI son correctas para circular por ciudad, pero resultan justas para carretera o para desplazarse con agilidad -tarda 12,1 segundos en pasar de 0 a 100 km/h-. Además, se aprecia un poco de retraso en la respuesta del turbo, y el motor se muestra un tanto perezoso por debajo de 2.000 rpm. Va asociado a un agradable y suave cambio manual de cinco marchas.
EL GASTO EN CARBURANTE, SU PUNTO FUERTE Durante nuestra prueba hemos registrado un consumo medio de GNC de 4,4 kg/100 km, y uno de gasolina -algo sólo viable cuando el GNC se ha agotado- de 6,3 l/100 km. El gasto de GNC es muy bajo -3,04e/100 km-, mientras que el de gasolina es razonable y se sitúa en la media de los urbanos de gasolina de este tipo.
BUEN CHASIS El comportamiento del Ibiza es muy bueno, sobre todo porque se muestra muy ágil en los cambios de dirección y, al mismo tiempo, las reacciones del imperturbable eje trasero son muy nobles. Destaca por su compromiso entre estabilidad y comodidad, aspecto en el que tampoco admite grandes quejas, si bien su suspensión resulta un poco más seca que la de un Citroën C3 o un Renault Clio. La dirección es muy precisa y tiene un tacto agradable; los frenos, pese a emplear tambores detrás, cumplen sin ningún problema.