Misión Récord 350
MISSION RECORD 350 KM/H
Descubrimos en exclusiva la preparación para batir un récord de velocidad en la nieve.
UN TRIO DE PILOTOS Y AMIGOS REUNIDOS EN BUSCA DE UN RÉCORD MUNDIAL. UNA ACUMULACIÓN DE TÍTULOS Y DE EXPERIENCIAS DIAMETRALMENTE OPUESTAS QUE SE COMPLEMENTAN CON LA VISTA PUESTA EN LO QUE NADIE AÚN HA LOGRADO, ¡REBASAR LA BARRERA DE LOS 350 KM/H CON UN COCHE DE SERIE EN HIELO! Y ADEMÁS PASÁNDOLO BIEN…
Jean-Philippe Dayraut es un piloto atípico y atrevido que parece lanzarse hacia desafíos poco comunes antes que aburrirse en previsibles senderos. Así su carrera como piloto ha sido ecléctica y le ha llevado de los circuitos de asfalto (Campeón de Francia de Superturismo en 2001) hasta las pistas de hielo donde se ha consagrado como maestro del derrapaje con un título de Campeón del Mundo de las Ice Race Series International (IRSI) en 2003 y seis títulos de Campeón del Trofeo Andros. También ha participado en la subida al Pikes Peak logrando dos terceros puestos en 2011 y 2013 y ha destacado por su faceta de emprendedor creando las Mitjet Series que han sido un éxito en muchos países.
Dayraut se ha empecinado en un nuevo proyecto que le acerca de nuevo a la superficie que le encumbró y con la que mantiene una afinidad especial: el hielo. Pero la idea es ahora diametralmente opuesta a lo que fueron aquellos años de competición con prototipos artesanales especializados en serpentear por pequeños circuitos extremadamente revirados. El desafío es la velocidad pura a los mandos de un vehículo de serie, el objetivo es establecer un récord mundial, alcanzando y si es posible rebasando, los 350 km/h en una pista de hielo trazada sobre un lago… helado. Las primeras pruebas acaban de llevarse a cabo a finales de febrero al norte de Suecia en las infraestructuras del Lapland Ice Driving y han dejado las primeras conclusiones. Las próximas pruebas están programadas para enero de 2019, ya que la cercana primavera va a derretir el lago, pero mientras tanto se deben solucionar ciertas dificultades. En enero de 2019 las últimas pruebas de puesta a punto darán paso en febrero a la tentativa para lograr el récord.
Esta primera toma de contacto ha aportado muchas enseñanzas y ha demostrado que el récord es posible, aunque alcanzar los 350 km/h será todo un hito. La metodología de Dayraut es muy lógica y para que no queden incógnitas sin despejar se ha rodeado de especialistas en diferentes campos. Para empezar, el lugar elegido es el Lapland Ice Driving, la escuela de pilotaje en hielo más grande del mundo, el especialista en conducción en hielo que cada año reproduce pistas de F1 a escala real en un lago helado de Laponia sueca. En cuanto a las velocidades extremas, Dayraut ha requerido la experiencia de Yannick Dalmas ex piloto de F1 y de resistencia que ha ganado cuatro veces las 24 Horas de Le Mans, para que le asesore sobre el universo más allá de 300 km/h. Para el mundo del hielo en estado puro, o sea un lago helado, la presencia del gran Ari Vatanen, Campeón del Mundo de Rallyes en 1981, resulta crucial porque todos sabemos que para los Finlandeses voladores los lagos en invierno son un terreno de juego que dominan perfectamente. En cuanto al vehículo, Dayraut ha elegido nada más y nada menos que un BMW B6 Biturbo Alpina de tracción total como base. Recordemos que Alpina es un constructor de mucho prestigio que produce modelos muy exclusivos y deportivos sobre base de BMW. Pues a este Alpina B6 Dayraut le añade una preparación motor específica realizada por LR Performance, para alcanzar los 800 CV,
un misil por potencia que da ciertas garantías de no quedarse corto. Por ahora el coche está en la primera etapa de su mejora y desarrolla unos 700 CV que Dayraut considera insuficientes para el objetivo fijado. Otra modificación es la chapa metálica añadida a las llantas para mejorar la aerodinámica. El Alpina B6 equipa el motor V8 de 4,4l que en versión estándar llega a 600cv y 800 Nm para una velocidad punta de 330km/h, lo que significa que con 800 cv aun estaría por debajo de una potencia específica de 200cv por litro, una cifra nada descabellada hoy en día en un motor biturbo con la última tecnología.
La gran preocupación del equipo al llegar al lago, sin duda es el trazado de la futura pista de récord para el año que viene, que tendrá que adentrarse unos ocho kilómetros en línea recta en el lago helado… Una cosa es estar cerca –relativamentede la orilla, y otra es ir tan lejos así que los dos franceses, Dayraut y Dalmas, estaban preocupados y algos escépticos mientras Ari Vatanen, incrédulo ante el temor y la ignorancia de sus colegas, intentaba explicarles con cierta ironía que no había forma de que se rompiese el hielo ni de hundirse. “Aquí hay 90cm o un metro de hielo” les explicaba, porque la pista es un trazado que construyen los “Icemakers” y que va formando hielo durante todo el invierno. Para demostrarlo nada más fácil que agujerear el hielo en la parte más alejada de
las pistas con un taladro gigante, como hacen los lugareños para pescar, y medir el espesor de la capa. La operación desvela que hay más de un metro de espesor, suficiente para aguantar un tráiler de 40 toneladas (que de hecho prueban frenos y sistemas electrónicos en el mismo lago a solo seis kilómetros más al norte) lo que tranquiliza a los dos franceses. Salvada esa duda surge el problema de la extensión de las pistas del Lapland Ice Driving, porque se quedan cortas para sobrepasar ciertas velocidades. Las rectas están limitadas a las que tienen los circuitos, así en Le Castellet son 1.200 metros y en Silverstone son 900 metros mientras la larga recta de Yas Marina queda descartada porque empieza y acaba con dos cerradísimas curvas. Lo que importa es cómo se puede llegar lanzado y entrar en la recta a máxima velocidad para acelerar todo lo posible y por supuesto qué tipo de curva da salida a la recta. Frente a ese problema, Dayraut empezó a entrenar para tomar la curva de entrada a la recta de Castellet derrapando al límite para buscar la mayor velocidad pero la curva de final de recta imponía una frenada precoz. Por supuesto la mayor velocidad se alcanza en Silverstone donde sin embargo fue imposible sobrepasar los 240 km/h reales tanto por falta de distancia como por falta de tracción. En efecto el BMW B6 Alpina tiene un sistema de tracción a las cuatro ruedas controlado electrónicamente que se desactiva a partir de 180 km/h, velocidad a la que los constructores suelen considerar que la tracción integral ya no aporta beneficios en vehículos que no son verdaderos cuatro ruedas motrices permanentes. En este caso precisamente, sí que resultaría muy útil, y es un punto en el que el vehículo deberá evolucio-
nar… El arte de Dayraut dejó imágenes espectaculares en curva y algún que otro susto sin mayores consecuencias hasta que se impuso otra solución: había que utilizar el camino principal de acceso, una recta que alcanza los 2.500m de longitud, con el inconveniente que solo se podía hacer a la hora de la comida cuando ningún vehículo estaba presente en el lago. Dicho y hecho, Dayraut se iba hasta la entrada al lago desde donde salía disparado, negociaba derrapando la amplia curva a izquierda que desemboca en la recta y gas a fondo. Desde la distancia la velocidad del coche resultaba sobrecogedora y en escasos segundos se tragaba la recta hasta que a unos 500 metros del final de la pista que finaliza en la entrada a Silverstone, soltaba el paracaídas que le ayudaba a frenar sin salirse. El resultado marcaba una velocidad cercana a los 280 km/h, una cifra impresionante pero insuficiente. Comentando la tentativa, el piloto francés señalaba que la falta de tracción penaliza mucho la aceleración ya que hasta debía dosificar el acelerador para evitar el patinaje y que las irregularidades de la pista provocaban cierta inestabilidad en la trayectoria del coche. Ari Vatanen explica que el hielo del lago no es absolutamente plano sino que tiene relieve y que va evolucionando por lo que la pista deberá estar muy bien realizada y mantenida para ser lo más plana posible. Por otra parte señala que el camino de acceso por el que acaba de acelerar el BMW Alpina B6 es hielo vivo porque muchos vehículos pasan y quitan la nieve superficial, lo que
resulta contraproducente ya que los neumáticos no dan todo su potencial. Sobre hielo puro solo actúan los clavos de los neumáticos que miden cuatro milímetros, pero no la goma de invierno. Una fina capa de nieve sobre el hielo permite que la goma tenga agarre y traccione a la vez que los clavos muerden en el hielo, permitiendo mucha más adherencia y por lo tanto mucha más aceleración. Yannick Dalmas que no se ha perdido una palabra de la explicación, añade que considera fundamental la planeídad de la pista, ya que si hubiese oscilaciones el coche podría adquirir un movimiento que fuese aumentando hasta el punto de volverse incontrolable, porque insiste, hay que tener en cuenta que habrá que mantener la velocidad de 350 km/h durante un kilómetro lo que supone una gran distancia recorrida por encima de 300 km/h.
Dicho todo esto, Dayraut vuelve a intentarlo mientras nadie ha llegado aún al lago pero no hay forma de aumentar la velocidad con un coche que solo dispone de propulsión trasera antes de alcanzar 200km/h. Lograr que el sistema de tracción total funcione por encima de 180 km/h va a ser fundamental. Por lo menos el paracaídas no falla, básicamente porque se activa con un sistema mecánico de apertura y que lo propulsa un potente muelle. Sin embargo los esfuerzos han pasado factura y los neumáticos han sufrido y han perdido parte de sus clavos. Ésta es otra incógnita, ¿cómo resistirán a la fuerza centrífuga y a partir de qué velocidad empezarán los clavos a salir disparados de la goma? El tema de los neumáticos aún está en el aire y puede que algún constructor se una a este loco desafío. Finalizadas las pruebas de velocidad punta, Jean-Philippe Dayraut decide provocar el coche a gran velocidad para conocer sus reacciones y comprobar su estabilidad ya que durante la prueba el coche conservará activos todos sus sistemas electrónicos. A más de 200 km/h zarandea el coche con rápidos volantazos y lo desestabiliza hasta el punto de que ni la electrónica puede corregir la trayectoria. Es más, la interacción hombre-controles de estabilidad hace incontrolable al coche que realiza un trompo y gira un poco más hasta salirse en marcha atrás en la nieve. No ha pasado nada pero a estas velocidades una salida de pista en lateral pude saldarse con una serie de vueltas de campana. A Dayraut no le afecta la salida pero sí le desagrada la pérdida de tiempo, ya que se necesitan dos todoterreno y muchos esfuerzos para sacarle. Mientras tanto Ari Vatanen (al volante) y Yannick Dalmas aprovechan el parón y se van a derrapar a bordo de la gran berlina de
tracción total que unos incautos les han alquilado. Vatanen tiene la espontaneidad y la energía de un crío, es el optimismo personalizado, siempre de buen humor, accesible y dicharrachero, dispuesto a pasarlo bien en todo momento mientras Dalmas es más bien serio y reservado, inclinado hacia la duda cartesiana antes que optimista, atento a todo pero más bien callado aunque bajo su lustre de sensatez disfruta siguiendo a Vatanen. Frente a ellos Dayraut es como un toro bravo, dispuesto a lo que haga falta, decidido e imparable pero siempre dispuesto a unas risas. Gracias a su mentalidad de vencedor no tiene dudas, está convencido que la preparación se llevará a cabo y que el récord se conseguirá porque están aquí para hacerlo y que él pondrá el arrojo y el talento para conseguirlo. Cuando están los tres juntos no pasan dos minutos sin que estalle una carcajada a pesar de la seriedad del trabajo. Buen humor aunque el tiempo apremia y las horas están contadas… Otra incógnita para el año que viene es la meteorología. Estas pruebas se han desarrollado con temperaturas clementes en torno a -5º pero ¿y si hubiesen sido -40º como ocurrió pocos días después? En Laponia las condiciones climatológicas cambian con vertiginosa velocidad y las variaciones de temperatura pueden resultar amplísimas de un día para otro además de condiciones de visibilidad y precipitaciones que varían en horas.
Por ahora son las cinco menos cuarto de la tarde, el sol se pone y las pruebas han acabado con buenas perspectivas. Por la cara que ponen y la complicidad que de ellos emana, apostaría que esta noche Dayraut, Dalmas y Vatanen van a celebrar dignamente estas primeras pruebas en el pueblo de Arjeplog, si consiguen salir del lago, porque Ari Vatanen ha arrancado a todo gas y los tres salen derrapando como perseguidos por el demonio.