SUPERCOMPARATIVA
Si entre tus premisas para el año que comienza está la de hacer deporte, te proponemos dos opciones que no te cansarán, aunque las uses todos los días. Son potentes, rápidos, divertidos... y te ahorrarás el gimnasio.
Hyundai i30 N frente al Peugeot 308 GTI, dos opciones potentes, rápidas y divertidas.
RESULTA CURIOSO QUE CON lo políticamente incorrecto que es el mundo del automóvil deportivo, estemos en la época en la que más opciones haya. No sólo es una cuestión de cantidad en cualquier segmento, sino también de calidad. A los GTI compactos de toda la vida se han unido ahora los coreanos, mientras que los japoneses sacan pecho, los franceses nunca han abandonado, los alemanes dan mucha guerra y hasta los españoles tenemos mucho que decir. La amplia oferta de compactos deportivos se puede dividir entre los radicales, sólo aptos para quien esté dispuesto a sacrificar confort en busca de la mayor efectividad tipo Focus RS, y los que ofrecen un automóvil que además de ser rápido es práctico y relativamente fácil de aprovechar. Entre estos últimos podemos meter a los dos modelos que ocupan nuestra comparativa: el Hyundai i30 N y el Peugeot 308 GTI. El primero se prueba en versión Performance, con 275 caballos, mientras que el segundo ya sólo dispone del ante-
riormente conocido como “By Peugeot Sport”, con 270 caballos.
Salvo por el origen de la marca, podemos considerar a los dos modelos como europeos. Se diseñan y fabrican aquí. El Hyundai está puesto a punto por el departamento N de reciente creación, y el Peugeot por su laureada división Sport, que a lo largo de su historia no ha hecho ni un solo coche malo, todo lo contrario. La juventud se enfrenta así a la veteranía con el insultante descaro de ofrecer algo más a menor precio. Si nos fijamos en la deportividad, hay una comparativa muy interesante entre estos dos, en cambio, si sólo buscamos la mejor compra, el, ahora sí, coreano, aporta un nivel de equipamiento imbatible y a un precio final más interesante. Pero la comparativa no está decidida, puesto que estos coches se compran con el corazón y la diferencia inicial que hay entre ellos, apenas 1.250 euros euros -2.870 € si igualas equipamientos-, hace que la pasión se anteponga a la razón; el amor por una marca, unas siglas o un modelo son argumentos de peso.
MUY PARECIDOS. Los dos tienen una potencia similar. Llegan a ella por dos vías muy diferentes. Hyundai tiene un dos litros de cuatro cilindros con turbo, mientras que el francés apuesta por el 1.6 con turbo de doble entrada,
también con cuatro cilindros. El resultado final es muy parecido. El 308 es un poco más rápido acelerando (también pesa 158 kg menos y tiene desarrollos más cortos) y el i30 consume un poco menos. En los dos casos son diferencias muy pequeñas. El Hyundai recupera mejor desde bajas vueltas, y eso que sus desarrollos son más largos; al final, por muy bueno que sea el 1.6 THP de PSA, el mayor par de un motor 2 litros triunfa en esta medición, especialmente desde bajas vueltas. En cualquier caso, insisto en la escasa diferencia entre ambos a la hora de acelerar, que sólo aprecias con el cronómetro en circuito y no en la carretera. Los datos obtenidos no son los mejores de la categoría, si bien son coches muy rápidos, el nivel es alto y poco tienen que hacer frente a los rivales que ya pasan de 300 CV en la mayoría de los casos.
Ambos coches ofrecen bastidores de gran calidad deportiva, subrayados por diferenciales autoblocantes mecánicos, con gestión electrónica en el caso del coreano que, además, aporta la suspensión de dureza variable, detalle este último que se agradece cuando buscamos el confort de marcha. En conducción urbana los dos cumplen, no son
incómodos y aportan todas las virtudes de sus respectivas versiones menos deportivas. En carretera cuesta decidir entre uno y otro. Con datos subjetivos me gusta más el Hyundai porque suena mejor, todo es configurable y su postura de conducción es más agradable para mí, pero si busco objetividad, apenas hay diferencia. Los dos frenan bien, aportan una magnífica estabilidad deportiva y salen de curva tan rápido o tan tranquilo como se les exija. Junto con el Leon Cupra o el Golf GTI, me parecen lo mejor para una vida deportiva y discreta.
En conducción radical en circuito existen más diferencias. El autoblocante del i30 actúa bien con el control de estabilidad, sin él resulta menos eficaz que el del 308, que siempre tracciona mejor. De hecho, a la hora de hacer las mediciones de aceleración, nuestro Centro Técnico se queja de que el Hyundai se queda más tiempo patinando las ruedas que el GTI algo que por lógica afecta a los datos de las aceleraciones. No es un problema, simplemente el 308 esto lo hace mejor. Los dos tienen un reglaje que tiende a sujetar el tren trasero; es aquí donde se muestran menos radicales que la competencia, ofreciendo una conducción rápida, fácil y poco exigente, y no por ello lenta o aburrida. Pude hacer varias vueltas en nuestro circuito del Inta, en el que
el Peugeot fue todas las vueltas casi un segundo más rápido; su frenada tiene más mordiente y es algo más eficaz en el cambio de apoyo. Lo que no me gusta del francés es su dirección, demasiado asistida y con un volante pequeño. En cualquier caso con los dos te diviertes mucho, si bien, salvo por el precio, no serían mi elección como coche de “track day” y sí como vehículo para todos los días y “escapada divertida” el fin de semana, en esto son muy buenos.
La vida a bordo es mucho más satisfactoria en el Hyundai. Es configurable en prácticamente todos los apartados; desde la dureza de la dirección a la respuesta del motor, el sonido de escape, la actuación del control de estabilidad o el diferencial y las pantallas, todo independientemente. En el GTI se hace todo esto en un solo botón, sin pasos intermedios y con menos reglajes. Los dos coches tienen un bonito sonido, pero aquí el vencedor es el i30N, quizá con el ruido de escapes más emocional de la categoría (el 308 abusa del sonido a motor que saca por los altavoces). Hay buen espacio interior. Sobre la ergonomía… el i30 se adapta a todo el mundo, el 308 a la mitad de los conductores, entre los que no me encuentro. En los dos hay buen equipamiento de serie, siendo muy superior en el coreano, que el único extra que puedes elegir es el techo o el color, el resto lo lleva todo de serie, y es más barato.