Villaflores
ARTE FLORAL
En 2020 se cumple el 85º aniversario de Villaflores, la floristería más importante de San Sebastián. En su larga y próspera trayectoria, esta empresa familiar ha tenido la oportunidad de decorar hoteles tan importantes como el María Cristina o Château de Brindos, hogares de los miembros de la alta sociedad que veraneaban en San Sebastián y espacios históricos dedicados a la celebración de eventos como el Palacio de Miramar, el Castillo de Arteaga o la Torre Satrústegui.
En un año tan señalado, merece echar la mirada atrás para conocer la historia de este negocio: Villaflores era el nombre de una casa ubicada en el barrio de Marruchipi, donde tenía los invernaderos la misma familia que hoy sigue regentando la empresa. En los invernaderos crecían las plantas que decorarían los espacios más selectos de la ciudad. La familia inauguró su primera tienda en 1954, en el barrio de Gros. Ocho años más tarde, abrieron una segunda boutique justo detrás del ayuntamiento. Esta tienda, desde la que siguen dando servicio, está dedicada a la decoración floral puntera y a la jardinería.años más tarde abrieron otro nuevo espacio en el barrio de Amara, sustituyendo al primer establecimiento.
Uno de los principales campos de actuación de Villaflores es la decoración nupcial. En sus 85 años de trayectoria, han decorado espacios para eventos, iglesias, ayuntamientos y fincas, adaptando las últimas tendencias al gusto de las parejas y a la estética de cada boda. Una de las ceremonias que más ha marcado al equipo de Villaflores fue la boda persa que organizaron en 2018: la preboda se celebró en el Mirador de Ulía, y la ceremonia “Sofreh Aghd” en el hotel María Cristina. El rito persa se caracteriza por la presencia de elementos como espejos, velas, miel, fruta, huevos y conos de azúcar, entre otros, que simbolizan la energía, el futuro, la fertilidad… La boda fue todo un reto en cuanto a decoración floral, pero también una auténtica oportunidad para el aprendizaje intercultural.
Hoy es Pilar Landa, la tercera generación de la familia, quien se encarga de mantener la firma a la vanguardia de la decoración, teniendo como preceptos la sensibilidad, la observación, la creatividad, la funcionalidad, el estudio del color y el respeto por la naturaleza. Gracias a su dedicación y pulcritud a la hora de combinar colores y armonizar espacios, decenas de parejas de todo el País Vasco pueden disfrutar de su boda, con la seguridad de que cada ramo y detalle floral estará en su sitio, aportando el toque de color en su gran día.