ÁNGEL VICIOSO
19 AÑOS EN LA BRECHA
No lo oculta Angelito durante la entrevista, al recordar momentos, evocar triunfos o rememorar algún golpe, que más de uno ha tenido, ª mira, se me pone la piel de gallina y todoº. De la emoción. ª Es que son muchas cosas vividas, tantos añosº. Una vida encima de la bicicleta que le ha hecho hombre. Marido y también padre, porque si hay algo que repite, le sale solo, son las menciones a su familia, lo que más quiere en el mundo y su prioridad siempre. Raquel y ª los chicosº , como él llama a Manuela y Jaime, su mayor orgullo. Es hora de estar con ellos y darles el tiempo que les ha quitado. Por eso dice estar ª muy feliz de la decisión que he tomadoº , y por encima de todo, ª orgulloso de mi carreraº. Esta es su confesión definitiva.
NIÑOS, COLEGIO, DEBERES...
¿Ya te has hecho a la idea de que eres un ciclista retirado? Todavía no, pero no pensaba que hubiera otra vida. Llevo un mes que si dejar a mis chicos en el colegio, ir a recogerlos, acercarlos a las actividades, poder hacer los deberes con ellos... la vida normal. Comer lo que me apetezca. ¡Esto es una maravilla! Ahora pienso en Raquel, cómo ha podido con todo ella sola. Se me amontona la faena cuando me dice que me quede cuidándolos y le pregunto: ¿pero luego tengo que hacer la cena y todo? (ríe). Ahora valoro más el trabajo de la mujer de un ciclista. Se me hace raro, sobre todo, no tener que salir a entrenar. ¿En qué momento decidiste que lo dejabas?
Al ver mi negocio montado. Vi que ya tendría algo de qué preocuparme y no estar pensando qué hacer. Si corría un año más, iba a estar pendiente de eso. En los negocios tiene que estar uno encima. No podía seguir en la bici y Raquel encargada de todo: la casa, los hijos, los negocios... Era el momento justo. ¿Te queda alguna espina clavada?
Me hubiese gustado ganar una Amstel, pero son palabras mayores. Desde que empecé con Kelme me adapté muy bien a esa carrera. Ganarla igual es echarme demasiado farol, pero hacer podio a lo mejor sí. ¿Qué ha sido el ciclismo para ti?
Todo. Media vida he estado dando pedales. Tengo 40 años y empecé a los 12 haciendo lo que más me gustaba. Me siento afortunado. Pasar por equipos buenos y malos te hace valorar más a los grandes. ¿Te ha dado más alegrías que penas?
Sí, claro. Haces seis años de profesional, en el último ganas una carrera y te compensa todo. Fíjate que he tenido caídas y lesiones, y vencer el GP Miguel Indurain en 2015 me compensó lo malo de atrás. De la penúltima a la última vez que lo gané pasaron trece años, mucho tiempo. Pocos podrán decir eso; es la carrera deportiva de bastantes ciclistas. ¿Te forja como persona? Sí, sí. El ciclismo te convierte en una persona responsable, trabajadora y con actitud. Me ha dado unos valores que debo agradecer. Pienso en los años que estaba en infantiles y cadetes, que me encantaba pero no lo veía como que iba a pasar a profesionales. Me acuerdo de los viajes. Nosotros vivíamos en una zona, Alhama de Aragón, que nos caían muy lejos las carreras. El País Vasco, Teruel, Huesca... la que menos a dos horas. Me levantaba a las 5 o 6 de la mañana. Me llevaban mis padres, a quienes también les gustaba muchísimo. ¿Y ellos qué te dicen ahora?
Tenían ganas de que lo dejara. Raquel, en cambio, no me decía nada. Por dentro pensaría lo mismo, pero respetaba lo que hiciese. Cuando tomamos la decisión ella estaba superfeliz. ¡Había conocido a otro marido! Ahora me tiene que decir que nos vayamos a casa ya, estoy muy relajado. Antes siempre pensaba en irnos pronto y en lo que íbamos a comer. Veo lo importante que es que ella me haya entendido tanto. ¿Cómo será tu vida a partir de ahora?
Hemos montado una clínica de Podología y estamos muy contentos de cómo va. Es difícil abrir algo que te permita ir a buscar a tus hijos al colegio y tener un rato para estar con tu mujer por la mañana, no cumplir un horario, que es lo normal. Nosotros, la mayoría, no tenemos estudios. Te plantas con 37 años sin un título y no te puedes permitir el lujo de no trabajar, esos son muy pocos. ¿Te apena no haber estudiado?
Sí, muchísimo. Y también no haberme preocupado por estudiar inglés. Aunque he aprendido otras cosas, no todo en esta vida son los estudios. La educación, el respeto... valores que te da el ciclismo. Estoy muy orgulloso de haberlos adquirido.
¿Seguirás vinculado al ciclismo? Sí, con la Escuela Ciclista de Zaragoza y estaré en la organización de la Vuelta a Aragón. Si he dejado el ciclismo para estar en casa, no voy a buscar algo en lo que pase todo el tiempo fuera. Ser director no me llama. De momento, no. ¿Qué ha tenido Vicioso para ser tan querido en el pelotón?
He sido amigo de mis amigos. Me han pedido un favor y siempre he estado para cualquier persona. En mis equipos he hecho lo que me han pedido mis directores, en ningún momento busqué una carrera para mí. ¡Y porque soy simpático y hago bromas y putadas! Eso ayuda a pasar los días fuera. ¿Cómo te gustaría que te recordasen?
Como una persona querida, respetada por todo el mundo y que he tenido buen trato con la gente. ¿Te has sentido valorado?
Sí, mucho. En toda mi carrera. Manolo Saiz decía, en tus inicios, que te faltaba confianza. ¿Era cierto?
Sí. Él me veía mucho potencial y a veces me daba la responsabilidad. Yo pensaba que me venía grande, pero cuando me fue dando más la acepté y rendí. Primero en carreras más pequeñas y luego en otras más importantes como País Vasco o Vuelta a Suiza y ya no me asusté. Manolo me trató superbien, sólo tengo palabras de agradecimiento. Nos cuidaba, éramos como una gran familia. Cuando fui a firmar el contrato me preguntó cuántos años quería: ª Uno, dos o tres. Lo que tú quierasº. Me quedé alucinado. Le aprecio muchísimo. Ese año también tuve oferta del Banesto, pero la ONCE me llamaba.