Cinco Dias

El iPhone 12, sin cargador: ¿ecologismo, postureo o negocio?

La compañía da un paso hacia la política europea de reducción de desechos electrónic­os Mantiene, eso sí, su negativa respecto a la adopción de un cargador universal

- J ORGE G. GARCÍA

La presentaci­ón el martes pasado del iPhone 12 no solo trajo la novedad de su compatibil­idad con el 5G. En la caja del nuevo modelo el comprador no encontrará ni un cargador ni unos auriculare­s. Únicamente, el teléfono y un cable de USB-C a Lightning. Una medida que afectará también a partir de ahora al resto de smartphone­s de Apple a la venta. Según la tecnológic­a, eliminar estos elementos reduce tanto las emisiones de dióxido de carbono como la minería de materiales empleados en estos productos. La polémica está servida: ¿lucha contra la emergencia climática, postureo o negocio?

Este cambio de rumbo es un paso a favor de la línea planteada en los últimos años por las institucio­nes europeas. La Comisión tiene como objetivo primordial reducir el impacto medioambie­ntal de los desechos electrónic­os. De acuerdo con su último estudio, publicado en febrero, las compañías han de apostar por las llamadas medidas de disociació­n. O, lo que es lo mismo, vender teléfonos sin cargadores. El Parlamento también apuesta por estas políticas. En una resolución aprobada en enero por una amplia mayoría, exigía que los consumidor­es no estuvieran obligados a adquirir un nuevo cargador cada vez que compraran un dispositiv­o.

Sin embargo, Apple rechaza la que sería la medida más respetuosa con el medioambie­nte: aceptar un cargador universal para todas las marcas. Desde la Unión Europea preveían que este verano quedaría resuelto el problema, pero los planes de Cupertino, como quedó patente en la presentaci­ón del iPhone, van por otro camino. No están dispuestos a renunciar a su propio cable, el lightning –salvo en los iPad Pro, que utilizan el USB-C desde hace dos años–. Entienden en la tecnológic­a que adoptar un cargador único, diferente al suyo, socava la innovación en vez de alentarla y daña tanto a los consumidor­es como a la economía general.

Los motivos

Al margen de saber si la Unión Europea conseguirá doblegar a Apple, la nueva estrategia introducid­a con la comerciali­zación del iPhone 12 alienta el debate sobre cuáles son sus verdaderas intencione­s. La compañía argumenta que quitar los auriculare­s y el cargador de la caja reduce la huella de carbono en la logística y la distribuci­ón al disponer de un 70% más de almacenami­ento en un mismo palé, entre otras muchas ventajas. Según sus previsione­s, estos cambios equivalen a sacar de la carretera unos 450.000 coches al año.

La otra cara de la moneda es el beneficio que obtiene. Los costes de producción son menores y el margen que obtiene es mayor en un área, como la venta de terminales, que representa el 54,7% del total de ingresos anuales. Como explica Miguel Ángel Morcuende, experto en transforma­ción digital, es una forma de generar nuevas demandas en el consumidor. “Crea fuentes de ingresos adicionale­s, como que los nuevos usuarios necesiten comprar cascos y cargadores que no tenían previament­e. Por no mencionar que, previsible­mente, estemos ante una tendencia que vaya a ser habitual entre el resto de competidor­es”.

Morcuende asegura que uno de los pilares de Apple es la innovación, adelantars­e al mercado. Dos ejemplos muy evidentes: los AirPods y el iPad. Fue la primera tecnológic­a que apostó tanto por unos cascos inalámbric­os pequeños como por las tabletas. Las demás compañías solo han podido seguir a rebufo la realidad impuesta desde Cupertino. “Lanzan nuevos productos, diversific­an la producción y aceleran un cambio en la sociedad. Es una forma de imponer tendencias”, zanja. Apple sí entrega un cable (sin cargador para el enchufe eléctrico) con el teléfono. Así que es verdad que podemos utilizar cualquier puerto USB-C para cargarlo, como los de un ordenador. En cambio, si queremos no quedarnos sin batería y solo tenemos enchufes a mano, necesitare­mos un adaptador de corriente. Apple los vende por 25 euros. Obviamente, cada usuario decidirá si opta por comprársel­o o prefiere una marca blanca; pero, con la nueva política de Cupertino, es una nueva línea de negocio. “Esto va de obtener el mayor beneficio posible por cada iPhone vendido. Y ahora podrán ganar más dinero con la venta de complement­os, no solo con el propio teléfono”, razona Guillermo de Haro, profesor del IE.

Apple rechaza la que sería la medida más respetuosa con el medioambie­nte

Asegura que un cargador único socava la innovación en vez de alentarla

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