Pistas poco transitadas
Aunque nunca lo hubieras pensado, Marruecos es un auténtico edén para los cicloturistas, y más en otoño. Uno de los recorridos más recomendables es el que cruza el Atlas pasando por Imilchil, el pueblo más grande de estas altiplanicies y donde los sábados se celebra un mercado semanal al que vienen los bereberes de la tribu Aït Hdidou a comprar frutas, verduras y, sobre todo, ajuares de novia que hace la cooperativa local de mujeres. Se transita por escenarios grandiosos y descarnados. Grandes montañas de pura piedra, yermas por la erosión del viento sahariano. Pero un decorado tan baldío está lleno de vida y son habituales las viejas kasbash de barro, muchas aún habitadas, y pequeños cafetines perdidos en mitad de la nada donde sirven un té a la menta y un cuscús que resucita a un ciclista agonizante. La empresa marroquí Argan Extrem Sport (argansports.com) ofrece, para los más cañeros, rutas de seis días por el Atlas, con vehículo de apoyo, guías locales y alojamientos (desde 1.550e por persona, equipo incluido); y para los más sibaritas hay una opción que contempla un hammam tras cada final de etapa y en la que se pernocta en coquetos hoteles boutique (desde 2.600e€por persona). También propone rutas de un día por Marrakech y por pequeñas aldeas del bajo Atlas (desde 35e por persona).