Decorar el mundo
Lorenzo Castillo es uno de nuestros interioristas más internacionales y un viajero incansable.
Este elegante asturiano empezó como anticuario y hoy firma el interiorismo de las villas y hoteles más imaginativos. De su estudio en Madrid salen diseños para telas, alfombras... ¿A qué edad empezaste a viajar? De adolescente mis padres me enviaron un par de veranos a Edimburgo. Pocos años después yo me costeé los cursos de Artes Decorativas en Boston gracias a las ventas de mis primeras antigüedades. ¡Ya tenía alma de chamarilero! ¿Cuántos viajes haces al año? Viajo sin parar, casi siempre por trabajo. En los últimos años he ido sobre todo a la República Dominicana y a Nueva York para la renovación del Room Mate Grace. Manhattan nunca deja de asombrarme. Cuando tengo un fin de semana libre voy a mi casa de Ribadesella, ese es mi verdadero descanso. ¿Cuál ha sido tu viaje más memorable? El primero que hice con Alfonso Fdez. Reyero, que fue al Palacio de Bailío (Córdoba). Más recientemente, a Santo Domingo para la impresionante boda de la nieta de Pepín Corripio. ¿Sueles llevar mucho equipaje? Como sugería el protagonista de El turista accidental, he aprendido a viajar con lo indispensable. Jamás facturo. También me sirve de excusa para ir de compras. ¿Pruebas la gastronomía local en tus viajes? Me encanta comer y conocer nuevos restaurantes. En Florencia viví semanas enteras mientras decoraba los Room Mate Luca e Isabella y descubrí la maravillosa gastronomía toscana. En Buca Lapi, Buca Mario y Cibrèo sirven el mejor cinghiale.