TIRAR LA TOALLA NO ES UNA OPCIÓN
Never give up, nunca te rindas. Más que un tatoo, Miriam lleva en el brazo una filosofía de vida aprendida con 22 años, hace dos, cuando supo que tenía cáncer de mama. No había metástasis ni ganglios afectados, pero su edad obligaba a dar quimioterapia antes de la cirugía. «Temía más al tratamiento que al propio cáncer, pero no podía hundirme», confiesa. Tras congelar sus óvulos para poder ser madre en el futuro, inició las sesiones de quimio: «Los ciclos más largos fueron bastante duros, pero con cada gotita que caía pensaba que me estaba salvando». Y llegó el temido momento: ¡adiós pelo! «Me lo rapé un día antes de mi cumpleaños. Fue en una tienda de pelucas donde surgió la idea de hacer un vídeo mientras me las probaba ¡y acabé grabando el proceso de la enfermedad para compartirlo en redes!». El resultado, Un lazo rosa con 22, un diario digital que sirve de ejemplo para quienes viven esta experiencia: «Veo las imágenes y pienso si, de verdad, pasé por todo eso». Durante el tratamiento, Miriam se sintió Superwoman; el bajón vino al acabar la rutina que el cáncer marcaba: «Entonces acudí a una terapia de grupo de la Asociación Española Contra el Cáncer. Conocer a otros supervivientes me ayudó a gestionar mis emociones, me hizo cerrar el ciclo».