Späte Rückbesinnung
Alicante hat seiner Huerta den Rücken zugekehrt. Es macht fast den Eindruck, als habe sich die moderne Stadt lange für ihre ländliche Vergangenheit geschämt, dabei stellt die Huerta eine der Glanzzeiten in ihrer Geschichte dar: Der dort hergestellte Fondillón wurde im 19. Jahrhundert in Herrschaftshäu- sern auf der ganzen Welt gereicht, die feine Alicantiner Gesellschaft entfloh im Sommer der stickigen Stadt, um ihre Residenzen auf dem Land zu beziehen. Wenn nicht Scham, dann zumindest Gleichgültigkeit und Skrupellosigkeit. Anders lässt es sich kaum erklären, dass Alicantes Bauamt im Jahr 2000 ohne mit der Wimper zu zucken eine Lizenz unterschrieb, die einem – schon als Kulturgut deklarierten – Turm der Huerta im Abstand von 60 Zentimetern eine Reihe Bungalows vor die Nase setzte.
Wie so oft sind die einfachen Bürger den Politikern weit voraus. Ein Bürgerverein aus Sant Joan erkannte lange vor staatlichen Institutionen das Potenzial und die Attraktivität der historischen Überbleibsel von Alicantes Huerta. Die vom Verein Camins de Sant Joan entworfene Wander- und Radroute entlang der Torres de la Huerta bieten die Gemeinden Alicante und Sant Joan heute stolz als Freizeitmöglichkeit an. Jetzt legt sich auch die Architektenkammer für die Bauten der Huerta ins Zeug. So langsam besinnt sich das moderne Alicante seiner ländlichen Wurzeln. Bleibt zu hoffen, dass es nicht zu spät ist.
Regreso tardío
Alicante ha dado la espalda a su huerta. Casi da la impresión que la ciudad moderna, durante mucho tiempo se avergonzaba de su pasado rural, a pesar de que la huerta representa una de las épocas de más esplendor en su historia: El ahí elaborado vino Fondillón se bebió en el siglo XIX en las casas reales de todo el planeta, y la alta sociedad alicantina huyó de la ciudad sofocante para veranear en sus residencias en el campo. Si no es vergüenza, será indiferencia y falta de escrúpulos. Porque no se puede explicar de otra manera que la Concejalía de Urbanismo de Alicante, en el año 2000, firmase a sangre fría la licencia para construir unos bungalows a unos 60 centímetros de distancia de una de las torres defensivas de la huerta, ya declarada como BIC.
Como otras tantas veces, la gente del pueblo en este asunto también ha ido delante de los políticos. Un colectivo de ciudadanos reconoció, mucho antes que las instituciones públicas, el valor, el potencial y el atractivo que poseen los restos históricos de la Huerta de Alicante. La ruta ciclista y peatonal por las Torres de la Huerta que ha diseñado la asociación civil Camins de Sant Joan, hoy la incluyen orgullosamente los ayuntamientos de Alicante y Sant Joan en su oferta turística. Ahora también el Colegio de Arquitectos de Alicante defiende la Huerta contra viento y marea. Poco a poco la Alicante moderna regresa a sus raíces rurales. Queda esperar que no sea demasiado tarde.