La nueva realidad del Atlético
El equipo de Simeone inicia el reto de ganar otro título y defender su prestigio
Hay quien decía en el Atlético que salir de Madrid para alejarse de la pompa y la parafernalia que rodeaba al Real Madrid-PSG podía ser un alivio que ayudara a terminar de digerir que el equipo se ha salido de la primera línea del escaparate europeo. Entrada la gélida noche de Copenhague, los jugadores de Diego Pablo Simeone se ejercitaban sobre el césped del Parken Stadion con los rostros cubiertos por bragas. “Esta es la realidad que tenemos por delante, este partido. No vivimos de las ilusiones”, aseveró Simeone sobre el encuentro de hoy (21.05, beIN Max) ante el conjunto danés, en la ida de los dieciseisavos de la Liga Europa. “La situación es la que nos tocó. No fue una buena Champions. Después de dos finales, una semifinal y unos cuartos nos tocó ver la mala cara de esa competición. Esperemos que nos sirva para aprender y afrontarla mejor la temporada que viene”, advirtió Simeone.
Fuera del foco de la Champions, por no ser capaz de superar en dos partidos al Qarabag, el Atlético se ha visto abocado al segundo vagón del fútbol europeo. Peleará por un título que no le llenará tanto ni al club ni a la hinchada como los alcanzados en 2010 en Hamburgo, bajo la dirección de Quique Flores, y en 2012 en Bucarest, ya con Simeone. Para este equipo que se bañó de gloria alcanzando dos finales de la Copa de Europa, esta competición se antoja pequeña. Un torneo que económicamente deja poco, algo más de 10 millones de euros. Solo ganarla es válido para un club que ha caído en esta competición desde lo más alto.
El crecimiento del equipo en los últimos años inspiró la estruendosa frase de Gabi cuando él y el vestuario empezaron a ser conscientes de que los dos batacazos con el Qarabag les relegaban a la Liga Europa. “Ahora mismo es una mierda”, espetó entonces el capitán rojiblanco. El contexto, comparado con aquel primer título alcanzado en Hamburgo en 2010, generó esa andanada contra la competición que volvió a situar en el mapa europeo a la entidad. “Todo el mundo nos agradecía que ganáramos aquel título. Habían pasado muchos años desde el doblete del 96, incluido un descenso a Segunda División”, rememora Álvaro Domínguez, ahora retirado prematuramente por sus problemas en la espalda. Domínguez analiza aquel título desde la perspectiva de la tranquilidad que le dio al club en todos sus estamentos: “Había un ambiente negativo, el descenso aún se recordaba, había temporadas malas, fracasos de fichajes. Enseguida había pitos en el Calderón, íbamos mal en la Liga, pero la afición se enganchó al equipo en esos partidos europeos. Para el club fue un bálsamo, relajó el ambiente y la afición empezó a creer en el equipo. Había que activarla con algo, y se lo dimos con esa Liga Europa”.
Desde los despachos del club también apelan a la necesidad de defender el prestigio, de salvaguardar en Europa la marca Atlético, muy revalorizada por los recientes éxitos y el cartel de equipo competidor que se ha labrado. La venta en su totalidad de las 38.000 localidades de que dispone el Parken Stadion de Copenhague es la prueba de esa expansión y de ese territorio conquistado en el escaparate del fútbol europeo. Sin Diego Costa, que se quedó en Madrid por unos problemas musculares, pero con Godín, el técnico argentino espera un partido pasional.
Otros partidos hoy: Real Sociedad-Salzburgo (19.00, beIN Sports). Spartak Moscú-Athletic (19.00, beIN Sports). O. Lyon-Villarreal (21.05, beIN Sports).
Torres, ante Gabi, Vitolo y Gameiro, ayer, en Copenhague.