COSTA AMALFITANA
Así es el paraíso foodie que engancha a celebs y paladares muy exigentes.
Esta tierra mágica, bañada por el mar Tirreno y bendecida por los dioses, es el refugio favorito de poetas y ‘celebrities’. Cuna de la ‘pizza’, el ‘limoncello’, la ‘mozzarella’ y una gente deliciosa, es el destino más chic del sur de Italia para iniciar tu Grand Tour gastronómico.
Según la leyenda, en estas aguas resplandecientes por su intenso azul turquesa nadaban las sirenas que tentaron a Ulises con sus irresistibles cantos. Protegían tres pequeños islotes, Li Galli, que se convirtieron en el refugio de Leónidas Massine, bailarín de los ballets rusos de Diáguilev. Más tarde, pasó a ser propiedad de Rudolf Nureyev. Entre los ilustres visitantes de este pequeño paraíso se encontraban Pablo Picasso, Greta Garbo, Sophia Loren y Jackie Onassis. Está situado frente a Positano, un pueblecito de pescadores que el premio Nobel de Literatura John Steinbeck puso en el punto de mira gracias a una divertida crónica publicada en 1953 en la edición estadounidense de la revista Harper’s Bazaar. Lo curioso es que poco ha cambiado desde entonces. Sigue siendo un lugar mágico, con sus alegres y coloridas casitas abigarradas, que parecen colgar de la montaña. Su única vía principal, cubierta por pérgolas donde se enredan glicinias, parras y jazmines, y flanqueada por tiendas de cerámica, sandalias y productos típicos, conduce a la iglesia de Santa Maria Assunta, cuya preciosa cúpula de azulejos de mayólica amarillos y verdes deslumbra a los visitantes. En el bullicioso puerto se hallan las trattorie más populares, como Chez Black (chezblack.it), una gran terraza frente al mar cuya especialidad
son los Spaghetti alla black, con tinta de calamar. El más antiguo, Buca di Bacco (bucadibacco.it), con vistas a la Spiaggia Grande, borda los pescados alla griglia. Si buscas un poco de paz debes llamar a Sergio, carismático dueño de Da Adolfo (daadolfo.com), el chiringuito preferido de las celebrities. Te recoge en su barco, inconfundible por su pez rojo en el mástil, y pone rumbo a Laurito, una pequeña cala accesible tan solo por mar. En la terraza, su hermano Daniele asombra con su sopa de mejillones y la deliciosa mozzarella asada sobre hojas de limón. A dos pasos se encuentra el Beach Club del hotel Villa Treville (villatreville.com), una sencilla construcción con ocho habitaciones y un coqueto bar en el que practicar el dolce far niente –negroni en mano–, tras un refrescante chapuzón en la playita.
ALDEA COSMOPOLITA
De vuelta a Positano, es muy recomendable hacer un alto al final de la empinada piazza dei Mulini, donde, desde tiempos inmemoriales, se aposta un carrito que ofrece una de las mejores granite di limone, cuya receta es un secreto de estado. Enfila hacia Le Sirenuse (sirenuse.it), uno de los mejores lugares para alojarse; creado en los años 50 por los cuatro hermanos Sersale (aristócratas napolitanos) en su casa de verano, se ha convertido en hotel deluxe, con ese charme y esa elegancia tan
particulares que sólo los italianos poseen. Decorado con un mix de antigüedades atesoradas a lo largo del tiempo, losas de cerámica de Vietri sul Mare y obras de arte contemporáneo, presume de tener uno de las mejores fogones de la zona. Su restaurante La Sponda, un romántico espacio iluminado por centenares de velas, ostenta una estrella Michelin gracias a su cocina tradicional campana con un twist. Unos simpáticos músicos animan las cenas a ritmo de tarantelas, canciones pop... o pasodobles, si advierten que hay españolas en la sala. Si tienes ganas de fiesta, el place to be para tomar una copa al atardecer es Franco’s (francosbar.com), el local más cool de la zona. Siguiendo la costa de curvas sinuosas, bordeando acantilados de infarto salpicados de las llamadas Torres Sarracenas (antiguos puestos de vigilancia para avistar naves turcas), que contrastan con un mar de azul increíble, se encuentra el Relais & Châteaux Il San Pietro (ilsanpietro. it), el único, junto a Le Sirenuse, en poseer una estrella. Al mando de su espacio gastro, Zass, está Alois Vanlangenaeker, cocinero apasionado por el producto que crea maravillas como las Flores de calabacín rellenas de ricota con salsa de patata.
UN PASADO GLORIOSO
Continuando la ruta hacia Amalfi, antigua capital de su propia repubblica marinara, el paisaje se adorna con cipreses,
pinos, naranjos e infinidad de limoneros suspendidos en terrazas. Esta tierra, volcánica, salina y bendecida con un clima ideal, produce unos cítricos de sabor inimitable. No en vano es la cuna del limoncello, un licor elaborado con corteza de limón. Al llegar a la Piazza del Duomo, te recibe, imponente, la catedral de San Andrés, una joya de estilo bizantino con una preciosa cripta donde reposan los restos del apóstol. Visita imprescindible es su Claustro del Paraíso, un precioso jardincito con palmeras. Repón fuerzas en Pansa (pasticceriapansa.it), la confitería mítica de la localidad desde 1830, donde no podrás resistirte a su sfogliatella Santa Rosa, un finísimo hojaldre relleno de crema al limón amalfitano. Para limpiar tu conciencia, piérdete por las laberínticas callejuelas encaladas y anímate a llegar hasta el cementerio, un antiguo monasterio con vistas espectaculares del golfo de Salerno. Si te ves con fuerzas, puedes continuar hasta Atrani, el pueblecito vecino, en un paseo memorable. Para un merecido descanso, la opción perfecta es el hotel Santa Caterina (hotelsantacaterina.it), una fabulosa villa de estilo liberty regentada por dos amabilísimas hermanas, Ninni y Giusi, cuyo jardín es un auténtico edén. Su ristorante sul mare tiene fama de preparar las mejores pizzas de la región. En el centro de
(eoloamalfi.it),›› la ciudad, el bistrot Eolo
››decorado
en un alarde de buen gusto, ofrece platos locales con un toque extra de sofisticación que cautivan. Y, si prefieres una cena en el puerto, Bijou, el personaje más popular de la zona, te mimará en su Lido Azzurro (ristorantelidoazzurro.it) , una taberna marinera con platos inolvidables, como las adictivas Vieiras al limón con alcachofas del Vesubio.
DESTINO DIVINO
Situado en una de las cimas de los montes Lattari, Ravello, donde Richard Wagner se inspiró para su Parsifal y que cada verano celebra un festival de música, es una coqueta villa cuajada de palacios que domina todo el golfo de Salerno. Uno de ellos, con magníficos frescos y con una infinity pool de infarto, alberga el Belmond Hotel Caruso (belmond.com), cuya cocina tradicional revisitada borda su chef, Mimmo di Raffaele. Pasea por sus pintorescas calles y visita la fabulosa Villa Cimbrone (hotelvillacimbrone.it), una mansión renacentista con un espléndido jardín que es un verdadero balcón al mar. Si eres una amante de la antigüedad, no puedes perderte las cercanas ruinas de la romana Paestum, antigua ciudad griega de Poseidonia, con los templos mejor conservados de esta última civilización clásica. Aprovecha para conocer la Tenuta Vannulo, una finca bio de búfalas con la mejor mozzarella del mundo moderno.