(...Y CUATRO PARA ODIARLE)
1 ES DE RISA DIFÍCIL
Ha protagonizado thrillers, películas de acción pura y dura, biopics históricos y dramas sin concesiones. Sólo tiene una asignatura pendiente: la comedia. Nuestro hombre no ha demostrado estar dotado especialmente para el humor en sus largometrajes. Tampoco en la vida real: en sus apariciones públicas no se caracteriza por ser especialmente jocoso. En algunas ocasiones incluso se ha mostrado rudo y arrogante. Así que mejor no hacer bromas con él.
2 ES ALGO MOJIGATO
Sus personajes pueden desprender dosis de seducción innata, pero prefiere mantener una distancia prudencial con sus partenaires. Y los films que protagoniza resultan en ocasiones ridículamente castos. En La mujer del predicador (1996) ni siquiera besaba a Whitney Houston porque él era un ángel y ella estaba casada. Y, si se lanza a la acción, como ocurre en El vuelo (2012), es para ofrecer una mirada moral hacia el personaje. Muchas de sus películas incurren en su necesidad patológica de marcar su integridad en la pantalla. En The Equalizer (2014) puede llegar a asesinar en un segundo a una banda de mafiosos, pero queda bien subrayado el mensaje de que lo hace por un bien mayor, el de ser un justiciero urbano que defiende a los más débiles.
3 NO ES NADA INDIE
Desde hace mucho tiempo, Denzel parece situarse en una zona de confort de la que no está dispuesto a moverse. Todas sus interpretaciones son impecables, algunas incluso inmensas (véase Fences), pero da la sensación de que cada vez está menos interesado en arriesgar, en ofrecer registros inéditos y en apostar por directores jóvenes; sobre todo ahora que el panorama parece haberse renovado gracias a nuevas voces dentro del star system de realizadores negros. ¿Podría a la larga convertirse en un intérprete repetitivo? ¿Y que el público dijera eso de: Sí, otra película de Denzel?
4 HABER RODADO ‘VIRTUOSITY’
En su trayectoria hay pocos tropiezos graves. El peor es de forma unánime Virtuosity (es su película peor valorada), una distopía sobre los peligros de la tecnología de corte noventero que ha quedado totalmente desfasada y en la que Denzel Washington parecía totalmente perdido. Nada funcionaba en esta película de ciencia ficción dirigida por Brett Leonard en 1995 en la que tenía que luchar contra un asesino (Russell Crowe) creado virtualmente con la personalidad de cientos de psicópatas. Todavía no nos hemos recuperado de verlo con rastas.