ANE.
El director vasco David Pérez Sañudo toma como punto de partida un cortometraje propio para debutar en el largo con una reflexión sobre la incomunicación, alimentada por un entorno social convulso.
Lide (Patricia López Arnáiz) trabaja como guardia de seguridad en las obras de un tren de alta velocidad que genera protestas sociales. Una mañana, al levantarse, descubre que su hija Ane ha desaparecido.
Ausencias. David Pérez Sañudo da el salto al largometraje con esta reflexión a partir de su corto del mismo nombre de 2018, que habla de la comunicación, y la manera en la que influye el ámbito público en el privado. A pesar de que su primer film lleva el nombre de la hija, Ane, se centra en el entorno de su madre –Lide, interpretada por Patricia López Arnaiz– y en un barrio dividido (con toda la intención) por las vías de un tren en construcción que obligará a expropiar viviendas… un conflicto social que afecta gravemente a la vida familiar. Esta película indaga en la búsqueda del otro, y de uno mismo, tanto a nivel físico como de identidad. Sin embargo, la protagonista pone el punto de partida en el vacío, en la idea de la ausencia, en esa quietud de la que aflora la voluntad de cambio, cuenta Sañudo. El tren de alta velocidad del que Lide es guardia de seguridad simboliza la contraposición de una herramienta que en teroría ha llegado para modernizar, acercar ciudades, pero que al mismo tiempo generará incomunicación entre ambos lados fracturados, con las personas que se movilizan a favor y en contra enfrentadas. La cinta es una reflexión sobre lo que se comunica, pero sobre todo de lo que no llega a ser transmitido. Caldo de cultivo. La ubicación en el espacio y en el tiempo es básica para que todas las piezas encajen. La acción transcurre en Euskadi en 2009, cuenta el director, cuando el conflicto social estaba servido en la bandeja de la ilegalización de ciertos partidos de la izquierda abertzale, las reacciones violentas contra el TAV, el cierre de locales bajo la acusación de enaltecimiento del terrorismo y la constante presión policial, concluye el director.