"Abrir las fosas ha sido bueno. No hay justicia sin memoria"
Su nueva novela que cuenta con la Guerra Civil y la memoria histórica como fondo, indaga en la naturaleza de conflictos universales.
AAndrés Trapiello le preocupan los matices. No quiere que se perciban agravios allí donde no los hay, ni que se hable de política cuando en realidad debería hablarse de literatura. Porque su nueva novela no es sino eso, una novela que aspira a ser leída –y puedo dar fe de que se lee con rapidez–, pero que también anima a que se discuta, a que se debata. Vencido el inicial y seguramente inevitable hastío al que podría conducir una nueva obra de temática guerracivilista, uno se encuentra con una interesante novela donde los verdaderos conflictos abordados no entienden de trincheras. Aquí se habla de la memoria, de las relaciones padre-hijo, de recordar cuándo y por qué hay que pasar página. De no vivir, en definitiva, permanentemente agraviados.
Su novela nace con una vocación integradora, la de representar a todos los españoles y que todos ellos tengan voz. ¿Por qué?
–El principal problema que tiene la literatura sobre la Guerra Civil es precisamente este. La guerra dividió España en una fractura completa, sin posibilidad de comunicación entre un lado y otro. Yo no había leído una novela que represente a todos en la Guerra Civil. He leído novelas de zona, pero novelas de las dos zonas no existen. Al menos no desde el punto de vista argumental, porque no hay argumento verosímil que la haga posible. Por eso quería hacer una novela en la que todo el mundo tuviera la misma oportunidad de expresarse, y sobre todo la misma oportunidad dramática, que participara del mismo drama.
Y lo hace aportando los mejores argumentos que cada uno de ellos posee.
–Era importante que la gente hablara con lo mejor suyo. No quería hacer trampas al lector y llevarle a un sitio al que no quiere ir. En la novela el lector va a tener que juzgar. El lector es inteligente, no quiere que le traten como un idiota. Por eso para mí era muy importante que todos los protagonistas hablasen con sus mejores argumentos. El fascista, la víctima, los de la memoria histórica. Todos. Y todos exactamente igual. Así es como la novela tiene sentido, porque todo en ella está trabado y es el lector el que deberá unirlo. El lector tiene en todo momento las claves de la novela. Ese era mi reto. Que yo no tuviera voz.
¿Se puede, por tanto, considerar su novela como un alegato contra la exclusividad?
–Escribir una novela sobre la Guerra Civil para españoles entraña una doble dificultad. En primer lugar, estamos cansados de 70 años de oír la misma matraca; y en segundo lugar, hablamos a convencidos. Es decir, a gente que cree que por el hecho de ser español tiene ya una