Soledad Antelada Ingeniera
Esta ingeniera malagueña, pero nacida en Buenos Aires, puede decir con orgullo que es la primera y única mujer del Lawrence Berkeley National Laboratory (el centro de investigación del gobierno estadounidense). “Es duro ser la única, no te voy a engañar y espero que las que vengan detrás mía no lo tengan tan difícil”, confiesa Soledad que empezó su carrera en Málaga trabajando como programadora hasta que se mudó en 2010 a San Francisco. Ingeniera “Allí vi que en el City College de la ciudad había un programa de dos años en ciberseguridad. Tenía que mudarme definitivamente y estudiar eso.” Como experta en ciberseguridad, su misión es clara: mantener a raya a los hackers que quieren cometer delitos a través de la tecnología. Algo que puede resultar extraño en una mujer, pero que no tuvo en cuenta en sus comienzos. Otro de los logros de esta ingeniera fue crear en 2014 la organización Girls Can Hack (Las mujeres pueden hackear) cuyo objetivo es darle visibilidad a la profesión de una forma atractiva para nosotras. “Primero, desmitificarla, quitarle la etiqueta de exclusividad masculina y mostrar modelos a seguir de mujeres que nos dedicamos a esto para que especialmente las mujeres jóvenes vean que ellas también pueden. Es una profesión muy interesante y atractiva y las mujeres se la están perdiendo. Como digo yo, la ciberseguridad es la gran oportunidad, surgió porque me di cuenta de lo complicado que había sido para mí ser mujer en esta profesión. Miré alrededor y no vi a nadie más que yo. Decidí que si no hacía algo nadie más lo iba a hacer. Y creé GCH.” A la pregunta de cuál es, desde su punto de vista, el problema que impide que las mujeres accedan a puestos de responsabilidad en las empresas, Antelada lo tiene claro: “Cambiar la cultura desde arriba hacia abajo. Desde donde se tiene más poder, sea gobierno o consejos de administración de empresas y organismos. No comprar la mentira de la meritocracia”.