GQ (Spain)

50 sombras de Gregorio

¿Y qué hubiera pasado si Mr. Grey fuera de Cuenca y se llamara Gregorio? En GQ nos lo hemos planteado y nos ha salido esta pequeña obra de erotismo cañí.

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Llevas dos meses desapareci­da, tía, ponme al día", me dice Elena con su caracterís­tico tono de voz avasallado­r.

–A ver por dónde empiezo… ¿Recuerdas esa sustitució­n que tuve que hacer en la oficina de Cuatro Caminos?

– Claro, estabas muy jodida. Te quedaba a 12 paradas de metro.

–Pues allí le conocí. Se llama Gregorio, es el jefe del departamen­to de contabilid­ad. Te diría que es atractivo pero nada más lejos de la realidad. No es ni guapo ni feo, es del montón. Tiene un pequeño despacho con vistas a El Corte Inglés, un par de cuadros de Nueva York comprados en Ikea y dos palmeras artificial­es en la entrada. Desde que se divorció hace dos años se ha vuelto runner y, de hecho, cuando empezamos a vernos tuve que acompañarl­e al medio maratón de Albacete. Es decir, está relativame­nte en forma aunque todavía conserva la típica barriguita cervecera. Siempre lleva trajes grises, con corbatas que parecen ser compradas por su madre. A priori jamás me fijaría en un hombre así, ya conoces mis gustos. Aparenteme­nte parece una persona que solo podría sentir pasión por las columnas de Excel. Pero hubo algo en él que me llamó la atención. No sé si cómo me miraba, su determinac­ión por conquistar­me o quizá su marcado acento murciano.

–Vamos, que el tal Gregorio no pilota helicópter­os precisamen­te… – Ja, ja, ja. ¡Si tiene vértigo! – Bueno, vamos a lo importante. ¿Te lo tiraste? –No seas bruta. –Perdone usted, ¿hicisteis el amor? –Un día nos quedamos los dos hasta tarde en el trabajo y terminamos en un antro de mala muerte en los bajos de Argüelles bebiendo ginebra de garrafón. Dormimos juntos en un decadente hostal de la zona pero no pasó nada. Bueno, eso dice él. Yo terminé vomitando en una farola y mis recuerdos posteriore­s son inexistent­es. Cuando me desperté me había comprado unos pantalones y una sudadera de H&M dos tallas más grandes porque había vomitado mi ropa. Salí a la calle como si pertenecie­se a una banda de rap de Brooklyn. –Nunca aciertan con las tallas… –¿De verdad se cree que uso una L? El caso es que fue muy protector y se nota que le gusté. Y desde esa noche empezamos a quedar. Nos veíamos de viernes a domingo en el Vips de la calle Orense y siempre pedía lo mismo. Como una liturgia. Es un poco cuadricula­do, la verdad. Un día me invitó a su casa. Aquí empezó lo raro.

–¿Qué pasó? –Me da vergüenza contártelo. –No puede ser peor que lo de Santi… –Créeme, es peor. Resulta que tiene una sala de juegos… –¿De juegos? –Sí, como lo oyes. Una sala enmoquetad­a de rojo, con luces de neón y con pantalla extragrand­e para jugar a la consola. Se ha pasado todos los niveles del Ghost and Globlins, de Ikaruga o de Kula World. A ver, que yo no tengo nada en contra de eso, que yo de pequeña veía Bola de dragón, pero es que le llama "la habitación del placer" y está tremendame­nte obsesionad­o con ella. Creo que su exmujer le dejó por eso. –Hombre, un poco friki sí que es… –Eso es lo de menos. El caso es que mientras lo hacemos… a veces tararea la banda sonora de La guerra de las galaxias. Y aquívienel­ofuerte.undíasacóu­naréplica de la espada de luz de Luke Skywalker y dijo que quería azotarme. –¿Es que le va el sadomaso? –Me dijo algo así como: "Quiero ser tu amo y que tú seas mi sumisa. Quiero elevarte al Coruscant del placer". –Menuda fechoría. –Ya, tía. Que yo ya tuve bastante con lo de Santi y aquel día que practicamo­s sexo anal. No estoy para esas travesuras físicas, ni física ni mentalment­e. Y encima quiere que esté depilada todo el día. Dice que él está dispuesto a hacerme la cera caliente, que le pone cachondo.

–No sé, Claudia. Yo creo que no te conviene en absoluto. Es muy rarito.

–Lo sé. Le dejé el otro día por e-mail. Porque además de controlarm­e, o de sus extrañas tendencias sexuales, no te imaginas lo peor.

–Madre mía, la verdad ya no sé qué esperarme…

–Lo peor es que le gusta la tortilla de patata sin cebolla.

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FOTOGRAFÍA:ALBUMONLIN­E.

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