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1. CORRER SIN CAMISETA
Puede que resalte la natural turgencia de tus pectorales, pero pone en riesgo tu salud. Practicar deporte al aire libre sin protección solar durante media hora al día ya te sitúa en el punto de salida de la carrera hacia el cáncer de piel. De hecho, el melanoma –el tipo más agresivo y mortal– es más frecuente entre los runners. Por otro lado, ir a pecho descubierto es un espectáculo gratuito que nadie te ha pedido y que, en consecuencia,
le podrías ahorrar al personal.
2. HACER EL AMOR EN LA PLAYA
No es que haya nada malo en ello per se –siempre y cuando no sea a mediodía, en agosto y en Benidorm– porque, sin entrar a considerar el espectáculo de exhibicionismo, algún despistado podría acabar clavando la sombrilla donde no debe. El problema es que aquellas partes a las que no da el sol normalmente son mucho más susceptibles de quemarse. Y, metido en harina, no se te va a ocurrir
aplicarles un fotoprotector.
3. DORMIR LA RESACA EN UNA TOALLA BAJO EL SOL
La manera más fácil de quemarse es permanecer durante mucho tiempo inmóvil en una misma postura. Incluso aunque te hayas aplicado un fotoprotector, este se irá degradando por acción de los rayos UV hasta que acabes más colorado que el bogavante del arroz del día anterior. Así que por mucho que pueda apetecer dormir la mona en la playa, es
mejor echarse la siesta en el sofá del apartamento con el preceptivo documental
de La 2 en la tele.
4. PARTICIPAR EN UNA FIESTA
DE CAMISETAS MOJADAS
La ropa es el bloqueador solar más eficaz que existe, siempre y cuando vistas las prendas adecuadas. Una
camiseta de algodón blanca, por ejemplo, ofrece tan solo un 12 UPF
de protección –menos que una Se comercializa en EE UU el primer fotoprotector. La emulsión contiene