¿Es verdad? ¿es bueno? ¿es necesario?
Cuando el astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli observó Marte en 1877 pudo ver en su superficie una red de estructuras lineales que describió como canali. Schiaparelli se refería a formaciones naturales, a zanjas y barrancos de algunas decenas o cientos de kilómetros; pero cuando su trabajo se tradujo al inglés, canali se interpretó como canals (construcciones artificiales) y no como channels (formaciones naturales), dando lugar a una riada de hipótesis acerca de la existencia de vida en Marte. Más aún, para muchos la existencia de canales en la superficie de Marte demostraba que en el planeta vecino había vida inteligente.
Durante muchos años Percival Lowell, benefactor de la astronomía que da nombre al prestigioso Observatorio Lowell, fue uno de los grandes defensores de la existencia de canales en Marte. Lowell hizo suya la verdad que quería: que Marte estaba habitado por una civilización capaz de construir kilómetros de estructuras para transportar agua. Esto dio origen a la cultura popular que asocia a los extraterrestres con Marte, en buena medida porque los periódicos de la época se llenaron de noticias y artículos que informaban con detalle sobre aquel hecho difundido por Lowell con convicción y entusiasmo. Había nacido una de las noticias falsas más magníficas del siglo XX. Con los años Lowell tuvo que rendirse a la evidencia, pero el debate sobre los canales de Marte no se zanjó hasta más de medio siglo después, en 1965, cuando las sondas espaciales tomaron las primeras imágenes de la superficie marciana: en Marte no había ni canales ni marcianos inteligentes.
"Una mentira puede recorrer medio mundo antes de que la verdad se haya atado los zapatos". Esta frase atribuida a Jonathan Swift (o a Mark Twain o a Thomas Jefferson, entre otros) sigue vigente hoy en la era de la información y de internet. En los últimos meses se ha intensificado el debate sobre el problema que supone la difusión de noticias falsas y de hechos alternativos.
Las redes sociales como Facebook o Twitter son magníficas herramientas para difundir noticias e información. Propagar información (sea falsa o no) no requiere más que hacer un clic o dos. Es tan fácil y es tan rápido que apenas da tiempo a cuestionarse si lo que se dice es cierto o si existe otra versión de la misma historia. En ocasiones también está casi justificado no poner en duda la veracidad de una noticia. Por ejemplo, si es Facebook el que la difunde; pero precisamente el problema de las noticias se acentuó en parte cuando Facebook cambió al personal que elegía las noticias por un sistema informático que las seleccionaba automáticamente. "Como resultado de esto aparecieron noticias falsas durandisipar
"Combatir las informaciones falsas y los comentarios con inquina es una tarea que se puede hacer desde la tumbona"
te la carrera presidencial de EE UU que pudieron influir en el resultado electoral, situación que forzó a Facebook a solucionar el problema", aseguró hace pocos meses MIT Technology Review, la publicación del Instituto Tecnológico de Massachusetts (la misma que incluyó el News Feed de Facebook entre los grandes fallos tecnológicos de 2016).
Así las cosas, Facebook se ha arremangado la camisa para combatir las noticias falsas, igual que Google. Por su parte, el fundador de ebay, Pierre Omidyar, va a destinar 100 millones de dólares para "impulsar el periodismo de calidad y combatir las informaciones falsas y los discursos de odio". Dinero y tecnología son dos buenos recursos también en este caso. Es un comienzo; pero combatir las informaciones falsas y los comentarios con inquina es una de esas tareas que se pueden hacer en chancletas y desde la tumbona siendo crítico, dedicando unos minutos a verificar la información o aplicando el filtro de Sócrates: "Antes de publicar o de compartir en las redes sociales –dice Bill Duane, mitad ejecutivo de Google, mitad filósofo– evalúa tus intenciones y responde a estas tres preguntas sobre lo que vas a compartir o a publicar: ¿Es verdad? ¿Es bueno? ¿Es necesario? Publica sólo si las tres respuestas son afirmativas".