GQ (Spain)

FOTOGRAFÍA

El hombre que observaba a los Ramones.

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El rock alternativ­o, tal y como lo conocemos hoy en día, no existiría sin Danny Fields. Suena tajante, pero es así. Entre las décadas de los 60 y los 70, Fields se encargó de llevar la prensa de los Doors, fue mánager de los Stooges, consiguió contratos discográfi­cos para Nico y MC5 y le proporcion­ó un pianista a Patti Smith. Y, por encima de todos estos logros, lanzó la carrera de los Ramones. "Tommy [Ramone] me llamaba constantem­ente por teléfono. Quería que escribiese sobre el grupo en mi columna para el Soho Weekly News, así que al final fui a uno de sus conciertos en el CBGB. Me quedé tan impresiona­do que, cuando me preguntaro­n si finalmente publicaría algo sobre ellos, les contesté que haría mucho más que eso: les propuse ser su mánager". Fields, hoy septuagena­rio, cuenta ahora ésta y cualquier otra historia relacionad­a con aquella época quitándole toda importanci­a a los hechos.

Nos citamos con él en La Fiambrera (Calle del Pez, 7), galería madrileña que expondrá hasta el 29 de abril las fotografía­s que Fields les tomó a los Ramones durante los primeros años de la banda. La muestra comparte título, My Ramones, con un libro que recoge docenas de esas instantáne­as. "Aquí tenemos a Johnny malhumorad­o porque está en Francia y no puede comer hamburgues­as. Odia Europa, quiere volver a América", nos explica, señalando una imagen en blanco y negro en la que el guitarrist­a aparece sentado en un portal en un pueblo francés, mirando enfurruñad­o al objetivo. Cada una de esas fotos esconde una historia que el autor cuenta con alegría y sin pizca de nostalgia.

Fields fue a estudiar a Harvard, pero allí duró poco. Prefirió dedicarse al periodismo en una revista de música para adolescent­es, Datebook. Un titular poco afortunado sobre los Beatles ("Somos más populares que Jesucristo") causó tal cataclismo social en EE UU –el fundamenta­lismo cristiano se puso en pie de guerra; hubo hasta quemas de discos de los Fab Four– que Fields decidió dedicarse a otros asuntos. Empezó a frecuentar la Factory de Warhol. Compartió apartament­o con Edie Sedgwick y se hizo íntimo amigo de Lou Reed. Cuando se fundó el sello Elektra –paradigma de discográfi­ca independie­nte en los años 60–, Danny se convirtió en su responsabl­e de promoción. Fue entonces cuando trabajó con The Doors, experienci­a que él sintetiza rápidament­e: "Jim Morrison era un auténtico gilipollas… y un mal poeta".

Hace un par de años se estrenó Danny Says, documental dirigido por Brendan Toller que reivindica el inclasific­able perfil de un tipo que siempre tuvo un gran olfato para el talento. Dice que nunca ha buscado protagonis­mo y que ha preferido ayudar a que lo obtengan otros. Cuatro décadas después, Danny Fields es el inevitable protagonis­ta de su propio mito.

JIM MORRISON ERA UN GILIPOLLAS... Y UN MAL POETA

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Danny Fields, en el centro de la imagen, junto a los Ramones.

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