Cataluña no se lo merece
Cataluña no se merece lo que está pasando. No es de recibo para una comunidad cosmopolita abanderar un espíritu aislante y seco de contenidos como el nacionalismo. Más aún el catalán, repleto de los más inservibles miembros de la política universal. Porque el que piense que el catalán medio es aquel que veja a los llamados “charnegos” e intenta imponer la dictadura del pensamiento único se equivoca, y nosotros no podemos caer en ese error. Permítale que le diga que Cataluña no es Quim Torra, que mantiene en boca de todos la “República” mientras se beneficia de los réditos del autonomismo. Ni que decir tiene que los valores de la tierra de los Dalí y Gaudí no son materializados en la figura del president exiliado, que simplemente escenifica al bravucón cobarde y canalla de Puigdemont. No. Cataluña es tierra de oportunidades y riqueza; de literatura de Josep Pla y de Mendoza; de turismo y sobre todo de historia de siglos y milenios. No obstante, temo la pérdida de los valors catalanes, que tanto atractivo ejercen al mundo, y que caigamos en una región de cinismo y xenofobia. Reclamo que echemos una mirada al pasado, los charnegos y catalanes generacionales, y miremos con firmeza la posibilidad de construir una Cataluña basada en la democracia y en el éxito de la pluralidad y no en algo más parecido a un viejo nazismo más que otra cosa. Antonio Tomé