LA DIOSA DEL TELAR
La artista ANNI ALBERS fue pionera en el arte con los tejidos. Discreta y audaz, elevó su discurso mucho más allá de lo textil e innovó con ideas que perviven en el diseño gráfico de hoy. El Guggenheim de Bilbao le dedica ahora una exposición.
Anni Albers (1899-1994) fue de las pocas artistas que en el siglo veinte logró saltar por encima de la barrera que la colocaba como mujer de un creador célebre, el pintor Josef Albers, para ser reconocida también por su propia carrera. Jugó un papel más que relevante en la escuela Bauhaus y nadie cuestiona su actitud pionera en el diseño textil, elevando esta artesanía a la categoría de las grandes artes. Fue audaz para experimentar con diferentes técnicas, tenaz para sobrevivir en un mundo de hombres y tremendamente inteligente para aprovechar lo mejor de cada disciplina, destacar en una escuela exigente y criticar con sutileza a los egos más desaforados, sin resquebrajar nunca su porte elegante y refexivo. “Es sorprendente cómo su trabajo con una disciplina considerada menor, analiza de forma más aguda y libre cuestiones sobre un arte supuestamente mayor como la pintura”, revela Manuel Cirauqui, comisario del Guggenheim de Bilbao y gran experto en esta fgura.“Me interesa también cómo cuestiona el concepto de autor clásico, entendido como alguien que produce una gran obra muy emblemática e irrepetible.Tenía una noción de autor más fexible, generosa y democrática que el resto, cercana a la idea de diseño que se puede producir en serie sin perder cualidades. Ella lo hizo de manera muy sabia sin citar a nadie y sin enfrentarse a nadie”. Desde el taller de la Bauhaus donde impartía clases Paul Klee, se reveló desde muy temprano como una alumna aventajada y elevó la artesanía del tejido mucho más allá de lo que la había llevado nadie. De hecho, su infuencia en los estampados geométricos, aparentemente sencillos, se aprecia todavía en muchos aspectos de la publicidad y el diseño gráfco moderno. “Desde su primera exposición en el MoMa, en 1949, cada vez que se ha enseñado su trabajo ha cobrado una dimensión nueva, dependiendo del momento histórico. Siempre ha sido una fgura que revelaba muchas cosas que estaban latentes y uno aprende a ver gracias a ella”, añade el comisario de la muestra, que ahora le dedica el museo bilbaíno. “Ella habría querido entrar en el taller de pintura pero en la Bauhaus, aunque era una escuela abierta y moderna, en general las mujeres no eran especialmente bienvenidas en ciertas disciplinas. Así que, en otras áreas, había un panorama muy competitivo entre alumnas que querían destacar.Tenían que ser muy audaces porque no había mucha visibilidad para ellas”, añade Cirauqui.Al principio de los años treinta, como gran parte de los miembros de la escuela alemana, el matrimonio se marchó a Estados Unidos (Anni era judía, aunque su marido, no) donde destacó su labor docente. “Jugaron un papel muy importante a la hora de llevar allí el arte europeo. Si este país ha sido el motor del arte que ha sido es porque recibieron a lo mejor de Europa”.