Historia de Iberia Vieja Monográfico
Nuestra huella en la Guerra de la Independencia
LO QUE SE INICIÓ EN 1776 como una guerra entre las trece colonias británicas originales frente a Gran Bretaña acabó convirtiéndose con el paso de los años en un conflicto en el que de forma más o menos intensa participaron las grandes potencias europeas, sin ayuda de las cuales, seguramente, el resultado no hubiese sido el mismo.
Para entender la intromisión de Francia y España en un enfrentamiento que, en principio, sólo tenía a Gran Bretaña y sus colonias como protagonistas hay que retrotraerse a la humillación sufrida por los dos países en el Tratado de París, de 1763, firmado tras el final de la Guerra de los Seis Años. Para España suponía la entrega a Inglaterra de la Florida, Menorca, y las colonias del este y el sureste del Mississippi, además de la pérdida de la colonia de Sacramento. En el caso francés las pérdidas fueron mucho más humillantes.
Y, ya en la Guerra de la Independencia estadounidense, fue la rendición de las tropas inglesas en la batalla de Saratoga, en octubre de 1777, lo que alentó las intenciones francoespañolas. Francia desembolsó gran cantidad de dinero a favor de los colonos y puso a su servicio a su poderosa marina.
La ayuda española comenzó siendo más modesta, negándose en un principio a entrar oficialmente en la misma. Pese a ello, los colonos recibieron dinero y armas del gobierno español. España deseaba que los ingleses abandonasen el Golfo de México y recuperar Menorca, además de Gibraltar. Y esta participación abierta en el conflicto se dio después de firmarse un acuerdo secreto entre Francia y España en 1779, el Tratado de Aranjuez. Con su firma, España se comprometía a entrar en el conflicto, mientras que los franceses prometían que ayudarían a sus aliados a recuperar Menorca, Gibraltar, Pensacola y la bahía de Honduras, entre otras zonas. El conocimiento de este acuerdo exigió que el ejército británico en América se debilitara, ya que Inglaterra se vio obligada a enviar tropas destinadas en las colonias a Gibraltar. Pese a que la historiografía norteamericana no le preste la debida atención normalmente, es bien cierto que las tropas del español Bernardo de Gálvez consiguieron importantes éxitos.
Gracias al apoyo de Francia, España y otros países como Holanda, Inglaterra no tuvo más remedio que acceder a la firma del Tratado de Versalles en 1783, en donde, además de la independencia estadounidense, se reflejaba que España mantenía Menorca y Florida oriental y occidental. Asimismo, se reconocía su soberanía sobre la colonia de la Providencia (en el Caribe), y la recuperación de las costas de Nicaragua, Campeche (al oeste de la península del Yucatán) y Honduras. Eso sí, Inglaterra no cedió en la entrega de la soberanía sobre Gibraltar.