Historia de Iberia Vieja Monográfico

CARLOS I

Nacido en el año 1500, Carlos de Gante tuvo el mundo en sus manos desde su más temprana juventud. Nieto de los Reyes Católicos e hijo de Juana de Castilla y Felipe el Hermoso, fue coronado rey de España en 1516. De su abuelo Maximilian­o, recibió los domin

- ALBERTO DE FRUTOS

C uando Carlos I desembarcó en Asturias en septiembre de 1517, era un joven tímido que apenas sabía hablar castellano, ya que toda su educación la había recibido en Flandes. Su autor preferido, Olivier de La Marche, autor de

El caballero determinad­o, da idea de los intereses borgoñones del futuro emperador, que, sin embargo, pronto asumió los desafíos inherentes a la Corona. Ese mismo año, su abuelo Maximilian­o caía gravemente enfermo, convirtien­do el Sacro Imperio Romano Germánico en una bonita casa de subastas, en la que alter-

EN 1525 LA BATALLA DE PAVÍA INCLINÓ LA BALANZA DEL LADO ESPAÑOL Y FRANCISCO I FUE CAPTURADO Y PUESTO A BUEN RECAUDO EN EL ALCÁZAR DE MADRID

naban Francisco I de Francia, el joven Carlos y, en menor medida, Enrique VIII de Inglaterra.

Tras la muerte de Maximilian­o el 12 de enero de 1519, Carlos fue elegido emperador, el último heredero de Carlomagno y el primer césar de la Edad Moderna –en palabras de Manuel Fernández Álvarez–, algo que nunca le perdonaría su rival francés. La disputa por el Milanesado, esencial para enlazar los dos bloques del nuevo imperio –España e Italia por un lado; y Austria y Borgoña por el otro– hizo que, en 1521, el Valois hiciera marchar a sus tropas contra su enemigo mortal, invadiendo la Península.

“La respuesta del emperador confirma sus perspectiv­as. A la vez que se defiende en suelo peninsular y los Países Bajos, concentra su ofensiva en Italia para liberar el Milanesado de los franceses, reponiendo a los Sforza y tras la batalla de Bicoca expulsarlo­s de Génova”, apuntan García de Cortázar y González Vesga en su popular Breve historia de España.

Durante varios años, el Viejo Continente se convirtió en una sangría, que implicó, cómo no, a la Inglaterra de Enrique VIII, deseoso de sacar tajada con la desmembrac­ión de Francia, y en la que también se dejó ver el sultán Solimán el Magnífico, quien aprovechó la coyuntura para conquistar Rodas en 1522 y realizar numerosas incursione­s por el Mediterrán­eo.

En 1525, la batalla de Pavía puso fin a ese primer ciclo de hostilidad­es. La balanza se inclinó del lado español y Francisco I fue capturado y puesto a buen recaudo en el Alcázar de Madrid durante una temporada.

Tan solo un año después, en marzo de 1526, el matrimonio de Carlos con Isabel de Portugal en Sevilla supuso un interludio antes de proseguir su exitosa carrera de armas. Pese a todo lo vivido, el emperador seguía siendo un joven de 26 años, mientras que su esposa, tan bella como enfermiza –murió a los 36 años, consumida por las fiebres– contaba solo con 22. Isabel le daría cinco hijos: Felipe, Juan, Fernando, María y Juana, a los que habría que sumar los nombres de otros vástagos: Margarita de Parma –nacida de un matrimonio anterior– y Juan de Austria, hijo de la dama alemana Bárbara Blomberg.

El hecho de que, tras su muerte, el emperador se negara a tomar nueva es- posa parece confirmar que Isabel fue el amor de su vida; si bien las batallas que lo zarandeaba­n de uno a otro confín de la tierra hacía que no siempre pudiera gozar de su presencia.

“Nueve veces fui a Alemania la Alta, seis he pasado en España, siete en Italia, diez he venido aquí a Flandes, cuatro en tiempos de paz y de guerra he entrado en Francia, dos en Inglaterra, otras dos fui contra África, las cuales son todas cuarenta, sin otros caminos de menos cuenta, que por visitar mis tierras tengo hechos. Y para esto he navegado ocho veces el mar Mediterrán­eo y tres el océano de España, y agora será la cuarta que volveré a pasarlo para sepultarme; por manera que doce veces he padecido las molestias y trabajos de la mar”, reflexionó en sus últimos días en el palacio de Bruselas.

LA IMPOSIBLE PAZ DURADERA

La paz duradera, en aquel siglo XVI en que la diplomacia parecía otra forma de llamar a la guerra, era solo una ilusión. El motín del ejército en Italia, la revuelta de los campesinos en Alemania y la amenaza turca cargaron de nuevos cuidados las alforjas del emperador.

No obstante, su principal peligro seguía siendo el de siempre: Francisco I. Tras compromete­rse a seguir el Tratado de Madrid, el monarca francés recuperó su libertad, pero, una vez en París, olvidó su palabra y no tardó en forjar una nueva coalición, la Liga de Cognac o Clementina, en

connivenci­a con el Papa Clemente VII, de la casa de los Medici, que no veía con buenos ojos la expansión imperial en la península itálica. En 1527, el saqueo de Roma llevado a cabo por las tropas de Carlos V puso fin a esas veleidades y avergonzó a una Europa que no estaba preparada para tales desmanes, tal como abordamos en el siguiente artículo, de la mano de nuestro especialis­ta Óscar Herradón.

A escala internacio­nal, las heridas de la década empezarían a cicatrizar gracias a la paz de Cambrai o de las Damas, el 3 de agosto de 1529, por la que Francisco I renunciaba a sus pretension­es en Italia a cambio de su soberanía en Borgoña. Pero el francés era una buena pieza; y, en 1531, ya estaba negociando con los protestant­es de la Liga de Smalkalda. Y lo más pasmoso: unos años después, en 1542, reanudaba las hostilidad­es, pactando con… ¡los turcos!, frente a la alianza anglo-española durante la guerra italiana de 1542-1546. El conflicto culminaría con la nueva paz de Crepy de 1544, por la que Francisco I abandonaba Nápoles y Sicilia.

TRAS COMPROMETE­RSE A SEGUIR EL TRATADO DE MADRID, FRANCISCO I RECUPERÓ SU LIBERTAD, PERO, UNA VEZ EN PARÍS, OLVIDÓ SU PALABRA Y FORJÓ UNA NUEVA COALICIÓN

COMO “VICARIO DE DIOS” EN LA TIERRA, BUENA PARTE DE LAS ACCIONES DEL CÉSAR CARLOS ESTUVIERON ORIENTADAS A PONER FIN A LAS INCURSIONE­S OTOMANAS EN EL MEDITERRÁN­EO

LA POLÍTICA INTERIOR Hacemos ahora un alto en el camino para presentar la situación interna con la que se encontró Carlos tras su desembarco en España. A partir de 1520, la revuelta de los Comuneros de Castilla, encabezada por Bravo, Padilla y Maldonado, lo puso contra las cuerdas, en la figura de su regente, el cardenal Adriano de Utrecht (futuro sucesor de León X).

Los orígenes de la sedición, que derivaría en una cruenta guerra civil, son controvert­idos, pero sus raíces fueron inequívoca­mente económicas. La victoria final de las tropas imperiales en Villalar, el 23 de abril de 1521, sofocó la insurrecci­ón, coincident­e con las Germanías del Levante; y apaciguó otras aventuras. Durante sus cuarenta años de reinado, las funciones de las cortes de Castilla se vieron ampliament­e mermadas y su capacidad limitada a la materia tributaria.

La monarquía universal que simbolizab­a el rey-emperador solo podía sustentars­e mediante un ideal que cohesionar­a a los distintos pueblos. Ese ideal fue el cristianis­mo. En palabras de Menéndez Pidal, “los fines fundamenta­les del imperio no son de carácter civil o secular, sino en gran parte religiosos: la coordinaci­ón y dirección de los esfuerzos de los príncipes cristianos contra los infieles, para lograr la universali­dad de la cultura europea”.

En ese sentido, como “vicario de Dios” en la tierra, buena parte de las acciones del César Carlos estuvieron orientadas a poner fin a las incursione­s otomanas en el Mediterrán­eo, cumpliendo con el ideal de la cruzada caballeres­ca. La necesidad de que la casa de los Austria abanderara la defensa de Europa se puso de manifiesto en 1526, cuando Solimán marchó sobre Hungría y amenazó con tomar Viena en 1529. La supremacía naval de los musulmanes amenazó también la

 ??  ?? Pavía. La victoria de las tropas imperiales en esta batalla puso fin a la primera serie de enfrentami­entos entre el monarca español y el rey francés.
Pavía. La victoria de las tropas imperiales en esta batalla puso fin a la primera serie de enfrentami­entos entre el monarca español y el rey francés.
 ??  ?? Mezquita de Solimán en Estambul.
Mezquita de Solimán en Estambul.
 ??  ?? Barbarroja. El corsario se unió a Francisco I en su ofensiva.
Barbarroja. El corsario se unió a Francisco I en su ofensiva.
 ??  ?? Carlos V a caballo en Mühlberg, obra de Tiziano.
Carlos V a caballo en Mühlberg, obra de Tiziano.
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 ??  ?? Captura. Desembarco de Francisco I en España tras su captura en la batalla de Pavía
Captura. Desembarco de Francisco I en España tras su captura en la batalla de Pavía
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 ??  ?? Paz de Augsburgo. De 1555.
Paz de Augsburgo. De 1555.

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