La fragata Asturias
De barco de guerra a escuela
Tuvo un vida corta, pero muy intensa. Su belleza y sus prestaciones hicieron de la fragata Princesa de Asturias algo único y maravilloso. Llegó a ser buque-escuela: allí se formaban los mejores marinos y navegantes. Recordamos su legendaria historia .
La situación de la Armada en la primera mitad del siglo XIX no era ni la sombra de lo que había sido en los mejores años del siglo XVIII. El reinado de Carlos IV, los combates de San Vicente (1797) y Trafalgar (1805), la Guerra de la Independencia contra los franceses, y el posterior reinado de Fernando VII, habían dejado a la Armada en un estado de gran postración, del que era necesario salir cuanto antes. En cuanto llegó al trono Isabel II en 1833, bajo la regencia de su madre María Cristina hasta 1843, comenzó el resurgir de la Armada, un tanto tímido al principio, que se consolidó más tarde para conseguir una potente Marina de Guerra.
Como consecuencia de este resurgimiento, entre 1845 y 1868, cuando fue destronada Isabel II, se encargaron unos 170 barcos de todo tipo, que al principio no siguieron ningún plan consolidado, pero más adelante respondieron a estudios y planes de cierta entidad, como los de Molíns, que fueron los primeros planes navales del siglo XIX. Siguiendo estos planes, y tras haber recibido importantes créditos del
La Princesa de Asturias entró en servicio el 14 de diciembre de 1859, y al poco tiempo participó con otros barcos en la guerra contra Marruecos
gobierno para impulsar la construcción naval y mejorar los arsenales, surgieron gran cantidad de barcos, entre ellos las seis fragatas blindadas con que contó la Armada: Arapiles, Numancia, Sagunto, Vitoria, Tetuán y Zaragoza, las 13 fragatas
de hélice que las acompañaron: Almansa, Berenguela, Blanca, Carmen, Concepción, Gerona, Lealtad, Navas de Tolosa, Petronila, nuestra protagonista Princesa de Asturias, Resolución, Triunfo, Villa de Madrid, y otros barcos de menor porte.
CONSTRUCCIÓNY CARACTERÍSTICAS
La autorización para construir la Princesa de Asturias como simple fragata de vela fue dada en junio de 1852, y su quilla se puso el 13 de mayo de 1853. Pero cuando estaba en gradas y a medio hacer, la Armada cambió de planes y decidió añadirle propulsión a vapor. Los problemas de acopio de maderas y otros materiales, y las complicaciones técnicas debidas a la inclusión de vapor en un barco que ya estaba en construcción, supusieron importantes modificaciones, y grandes cambios estructurales, y produjeron un retraso en su finalización.
La botadura tuvo lugar el 17 de noviembre de 1857, y su entrega a la Armada fue el 1 de noviembre de 1859. Su coste ascendió a casi 4,8 millones de pesetas de la época.
Era de casco era de madera, con 66,13 m de eslora, 15,24 m de manga, 6,3 m de calado, y 2.800 toneladas de desplazamiento. Su dotación era de 437 hombres.
Tenía una máquina de vapor Penn de 360 CV, cuatro calderas, una chimenea, una hélice y capacidad de carboneras para 230 toneladas. Aunque se había pretendido que alcanzara los 11 nudos a vapor, apenas sobrepasó los ocho. Su máquina había estado destinada para el navío Rey don Francisco de Asís, cuya construcción había arrancado en 1850, se había botado en 1853 y su construcción llevaba mucho retraso. Al ver el mal estado de su casco con síntomas de pudrición, el 29 de junio de 1856 se desistió de montarle dicha máquina, que fue asignada a la Princesa de Asturias.
También contaba con aparejo de fragata como complemento de la propulsión, con bauprés, tres mástiles verticales, trinquete, mayor y mesana de proa a popa, vergas en cruz en todos y cangreja en el mesana.
Montaba 11 cañones de 68 libras (20 cm) y 40 de 32 libras (16 cm), de avancarga y ánima lisa, y tenía 14 cañones de bronce de calibres menores para los botes y lanchas.
GUERRA DE MARRUECOS
La Princesa de Asturias entró en servicio el 14 de diciembre de 1859, y al poco tiempo participó con otros barcos en la guerra contra Marruecos, iniciada el 22 de octubre de dicho año. Intervino en el transporte de una fuerza expedicionaria desde Algeciras y Puerto de Santa María hasta Ceuta. Y llevó a cabo bloqueos y bombardeos de puertos y fondeaderos, entre ellos el bombardeo de los fuertes de la Ría de Tetuán el 6 de enero de 1860,
En septiembre de 1860, realizó un viaje por el Mediterráneo llevando a la Familia Real a bordo, y se produjo un incidente sin consecuencias
y los de Larache y Arcila los días 25 y 26 de febrero, en los que encajó más de 20 impactos y tuvo ocho bajas.
La guerra finalizó con el tratado de paz de Tetuán del 25 de marzo de 1860, y la Princesa de Asturias y el vapor Francisco de Asís convoyaron al barco mercante que transportó a España la indemnización pagada por el sultán de Marruecos.
En septiembre de 1860, realizó un viaje por el Mediterráneo llevando a la Familia Real a bordo, en el que se produjo un incidente que quedó en una simple anécdota, aunque estuvo a punto de ser una tragedia, al desprenderse un trozo de cruceta, que al caer a cubierta rozó ligeramente la cabeza de la reina Isabel II, por fortuna sin mayores consecuencias.
Poco después, la Princesa de Asturias pasó destinada a La Habana, y participó en actividades en Santo Domingo, Haití y Méjico. La República Dominicana se anexionó en 1861 de forma voluntaria a España para evitar presiones de Haití y Estados Unidos, lo que llevó a la fragata a efectuar con otros barcos una demostración de fuerza ante Puerto Príncipe, Haití, para intimidar a los haitianos. En dicho año también tuvo