ILDEFONSO FALCONES “ME GUSTARELATAR UNA ÉPOCA A TRAVÉSDE LA GENTE SENCILLA”
Diez años después de su publicación, me apetecía volver a Barcelona. Soy un escritor tardío, y no quería esperar mucho más para emprender una obra de esta envergadura. Creía que era un buen momento. Barcelona sigue siendo interesante y da para muchas historias. Desde la segunda novela vivo en el vértigo constante. Hay éxitos en la vida que son irrepetibles: canciones, películas, libros... Pero lo importante es estar satisfecho con lo que uno hace, volcarse en la obra y que al lector le guste tu trabajo.
No es un país de best sellers. Pero, en 2006, el abogado y escritor catalán Ildefonso Falcones consiguió ventas millonarias con su primera novela, La catedral del mar, cuyo telón de fondo era la construcción de la basílica de Santa María del Mar, en la Barcelona del siglo xiv. El autor regresa a aquel escenario que tan bien conoce con Los herederos de la tierra (Grijalbo). Antiguos y nuevos personajes componen un relato que hilvana una trama sugerente y reveladora de pasiones humanas, acciones épicas y pulsos políticos, sociales y religiosos en los últimos siglos de la Edad Media. Algunos escenarios adquieren protagonismo, como sucedía en La catedral del mar. Pero, además, en este caso he querido mostrar otro enfoque de la Barcelona medieval: el de la ciudad ruidosa. En aquella urbe de finales del siglo xiv y principios del xv todo se expresaba a base de gritos: los bandos, las muertes, los deudores, las obras... Un bullicio constante, una ciudad viva. La fisonomía barcelonesa cambiaba, y surgían edificios que imprimirían su personalidad, como el Hospital de la Santa Cruz y las Atarazanas Reales, las dos construcciones más significativas de la época, erigidas bajo los parámetros del Gótico catalán. No obstante, siempre trato de equilibrar la presencia de la ciudad en la obra y articularla con el contenido. Esta novela ha requerido mucho trabajo de información. He consultado libros de historia y también tesis doctorales, algunas casuísticas: estudios pormenorizados sobre la esclavitud, la misoginia en la Barcelona medieval, el ejército... También las crónicas de la época, así como los tratados antiguos del vino, que permiten imaginar cómo se elaboraba. No obstante, hay que seleccionar la información para no abrumar al lector. Me parece fundamental rescatar el hecho cotidiano para dar veracidad a un momento histórico. Siempre trato de buscar “ese dato” que ilustre. En realidad, es una de las partes del trabajo que más me gusta.