NO TODO ERA DUNKERQUE
Roma también se las vio con corruptos y desertores.
SIEMPRE SE HA destacado el gran espíritu de resistencia de los romanos cuando cayeron sobre ellos las hordas de Aníbal Barca. Pero aquel “espíritu de Dunkerque”, tan similar al de los británicos en la Segunda Guerra Mundial, no invadió todos los corazones por igual.
EN 213 A. C., por ejemplo, salió a la luz un terrible escándalo de corrupción. Un grupo de empresarios, que habían sido contratados por la República para enviar suministros a los soldados que combatían en la península ibérica, no solo estaban falsificando sus cuentas de resultados para cobrar más, sino que hundían sus barcos vacíos en el Mediterráneo para poder reclamar así las pérdidas al Estado. Se escudaban en las tormentas que azotaban sus navíos en aquellas peligrosas travesías.
POCOS AÑOS DESPUÉS, los censores elegidos en 209 a. C. detectaron que determinados miembros del orden ecuestre de mayor rango, teniendo 17 años o más cumplidos en 218 a. C., no habían servido en campaña alguna. Fueron todos ellos castigados, siendo degradados a un rango inferior.
ESTE ABSENTISMO NO fue lo habitual. La mayoría de los romanos se lanzaron con entusiasmo sobre las espadas del enemigo independientemente de su clase social. Roma era lo primero.