El general y la doncella
LA LIBERACIÓN DE DETERMINADOS REHENES FUE LA ESTRATEGIA DE ESCIPIÓN PARA GANAR ALIADOS
LA CAÍDA DE
Cartago Nova dejó en manos de los romanos un botín en forma de máquinas de guerra, oro púnico y una buena cantidad de prisioneros. Diez mil hombres fueron capturados. De todos ellos, los ciudadanos fueron puestos en libertad, se convirtió en esclavos públicos a los artesanos no ciudadanos mientras durase la contienda y al resto, que en su mayoría eran ya esclavos, se les condenó a ejercer de remeros en la flota romana.
APARTE DE AQUELLOS
hombres, los romanos liberaron a 300 rehenes de familias nobles de los pueblos de la península ibérica. Escipión los trató a todos con suma cortesía, devolviéndolos a sus familias para ganarse su afecto y aproximarlos a su causa.
EL GENERAL ROMANO
trató especialmente bien a las mujeres, como fue el caso de la cuñada del caudillo Indíbil de los ilergetes. Según Tito Livio, la doncella estaba prometida a un joven noble y temía que este no la aceptara, al creer que habría sido mancillada por los romanos tras su captura. Escipión en persona habló con el joven, tranquilizándolo sobre la integridad de la virtud de su novia y arreglando el asunto de boda (a la dcha., La clemencia de Escipión, de Poussin). Gestos así contribuyeron a expulsar a los cartagineses de la península.