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El turismo gastronómico es reconocido como uno de los segmentos emergentes más importantes del sector. La demanda gastronómica es un factor que condiciona cada vez más la motivación de los turistas en la elección de sus destinos. Bien gestionado, se considera un elemento clave en la dinamización y diversificación del turismo, potenciando su capacidad como herramienta de desarrollo de las economías locales. El turismo cultural se ha popularizado, convirtiendo actividades y paisajes tradicionales en atractivos fundamentales para la práctica turística. Junto a las costumbres de vestimenta, arquitectónicas o productivas, las gastronómicas son consideradas elementos específicamente estratégicos en la formación de la imagen turística de los destinos.
La historia natural y la cultura local, actualmente suponen la principal razón para visitar un destino para la mitad de los turistas. No es de extrañar que una parte fundamental de la cultura y el territorio como es la gastronomía, se haya convertido en uno de los productos turísticos estrella. La gastronomía abarca, desde la experimentación de prácticas agropecuarias ancestrales para la producción de alimentos, hasta el disfrute de paisajes milenarios conformados por la interacción de sus habitantes o el descubrimiento de nuevas experiencias de texturas y sabores.
Cerca del 15% de las visitas a España están motivadas por la gastronomía, una tendencia que en los últimos años se confirma en claro crecimiento. Considerado un destino líder en el sector, se sitúa entre los cinco países más representativos de la guía de los mejores restaurantes mundiales. La calidad de su oferta culinaria se ve refrendada por la categoría de sus establecimientos, habiendo alcanzado 195 Estrellas Michelin en 2018. Cataluña se posiciona como la Comunidad con más reconocimientos (54) y junto al País Vasco y Madrid ostentan más de la mitad de las estrellas del país.
La valoración del turista gastronómico se encuentra al más alto nivel, siendo superior a la del resto de turistas. Con una puntuación de 8,8 sobre 10 en la evaluación global de su visita, mantiene una tendencia favorable en la que Extremadura y Murcia son las Comunidades que alcanzan una mayor valoración. Estas Comunidades se posicionan las últimas en la lista de distinciones Michelin, revelando que la gastronomía puede ser un producto que vaya desde la experimentación de lo exótico a través de sabores y actividades económicas, hasta el placer del lujo y la exquisitez exclusiva.
En cualquier caso, el gasto del viajero gastronómico suele ser superior al del resto de visitantes, siendo Estados Unidos y Rusia los países que más desembolso realizan en nuestro país.
Además, pudiéndose considerar como un segmento específico dentro del turismo gastronómico, el enoturismo es también una tendencia al alza que ayuda a consolidar la potencialidad gastronómica española en el mundo.
Con la mayor superficie de viñedo del planeta, España ocupa el tercer lugar en la lista de los países con mayor producción de vino, por detrás de Italia y Francia, junto con los cuales producen la mitad del vino mundial. El turista enológico en España suele realizar también un gasto superior a la media del gasto turístico general, marcado por un importante flujo de enoturistas nacionales. La relación milenaria de la cultura latina con el vino, convierte la experiencia enoturística en un éxito cada vez más consolidado con la que poder disfrutar de la historia, la cultura, el paisaje y el placer del vino junto a los productos gastronómicos que lo acompañan.
El crecimiento en las visitas y en el gasto turístico medio apunta al turismo gastronómico y enológico como un complemento importante de la oferta turística española. Una tendencia al alza consolidada, sobre todo de cara a un perfil de cercanía, pero con un arraigado reconocimiento internacional y un incremento exponencial de su índice de satisfacción que apunta claramente hacia un reforzado y favorable escenario futuro del sector.