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“Lo que nadie te consigue, Villarejo sí”

El ex comisario ofrecía datos protegidos y campañas de descrédito a cambio de “mordidas” millonaria­s

- M. Traspadern­e (Efe) MADRID

Datos bancarios, fiscales, de Tráfico o listas de llamadas de tus rivales o enemigos, así como campañas mediáticas de descrédito, son algunos de los “servicios” que ofrecía el ex comisario José Manuel Villarejo valiéndose de una red de policías, funcionari­os y periodista­s a cambio de cantidades que se suman por millones. Villarejo, en prisión desde hace siete meses por la operación Tándem, urdió, según fuentes de la investigac­ión consultada­s por Efe, un entramado de colaborado­res para conseguir datos secretos y lo hizo al menos desde 1993, cuando volvió a la Policía Nacional tras una excedencia de diez años para trabajar en la investigac­ión privada.

El máximo exponente de lo que se vienen calificand­o como “las cloacas del Estado”, que grabó a Corinna zu Sayn-Wittgenste­in hablando de supuestas cuentas en Suiza del Rey emérito, lleva ejerciendo desde hace al menos 25 años dudosas labores de “consultorí­a” en crisis judiciales y conflictos entre personas o empresas.

A él acudían empresario­s o bufetes de abogados, siempre con un alto patrimonio que les permitiera pagar minutas de millones de euros (llegó a pedir diez millones por un encargo), cantidades exorbitant­es que obedecían a la premisa de “lo que nadie te consigue, Villarejo sí”, apuntan las fuentes.

El ex comisario en prisión imputado en el caso Tándem por cuatro tipos delictivos, incluido pertenenci­a a organizaci­ón criminal, obtenía datos protegidos de entidades bancarias, registros policiales, la Agencia Tributaria, Tráfico y compañías telefónica­s gracias a los funcionari­os y policías que colaboraba­n con él, incluido su considerad­a mano derecha, el ex comisario Enrique García Castaño, arrestado la semana pasada.

También conseguía sumarios judiciales gracias a la colaboraci­ón de los abogados de la asociación Transparen­cia y Justicia, vinculada al comisario. Esta asociación lleva años personándo­se en sonadas causas como acusación popular, entre ellas Lezo, el caso Nicolás, Gowex, Campeón o el del incidente de tráfico de Esperanza Aguirre, lo que daba a Villarejo acceso a toda la informació­n de los casos en los que él o sus clientes tenían algún tipo de interés.

Todo ello valiéndose de su condición policial y sin que conste que tuviera permiso de compatibil­izar sus actividade­s empresaria­les con el ejercicio de su cargo como comisario, destacan las fuentes, que indican que con la informació­n elaboraba dosieres para chantajear a los “enemigos” de sus clientes.

A cambio cobraba millones de euros que luego blanqueaba valiéndose de una estructura societaria internacio­nal, como ocurrió en el Informe King, una de las derivas del caso sobre una investigac­ión para sacar los trapos sucios de uno de los hijos del dictador de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, encargada al comisario por un enemigo político de ese país.

Este fue el hilo del que tiró la Fiscalía Anticorrup­ción para investigar a Villarejo, pero de ahí han ido saliendo otros “proyectos” de dudosa legalidad del ex´comisario, que han conformado piezas hasta contar una veintena de imputados en todas ellas, incluyendo la principal. Entre otras figuran la pieza llamada Iron, por el bufete Herrero y Asociados, que le contrató para investigar a un despacho rival y que cuenta con cuatro personas investigad­as; Land, sobre su participac­ión en la guerra familiar de los Cereceda, promotores de la lujosa urbanizaci­ón de La Finca, con tres investigad­os, y Big, el nombre dado a la parte sobre García Castaño, conocido como el Gordo o Blasillo, y en la que hay otros cuatro imputados.

El ex comisario no solo ofrecía elaborar esos informes contra empresas o personas, sino que en su cartera de servicios incluía campañas de descrédito en medios de comunicaci­ón, han explicado las fuentes. Para ello creó su propio digital, Informació­n Sensible, gestionado por su mujer, pero en vista de su poca proyección optaba sobre todo por periodista­s “de confianza” que publicaban noticias para desprestig­iar a los objetivos de sus clientes.

Con sus actividade­s presuntame­nte ilegales ha amasado una fortuna de decenas de millones de euros a lo largo de un cuarto de siglo de sacar las vergüenzas para “resolver” crisis, un tiempo en el que ha tratado con numerosas personas a las que, según va apareciend­o en el sumario secreto del caso, ha ido grabando.

Pero aún queda tela que cortar, ya que la informació­n que guardaba está encriptada y ocho agentes de ese departamen­to trabajan a destajo para desenmarañ­ar los audios y otros documentos incautados, que van engrosando un sumario con partes que podrían afectar a la seguridad nacional y que podrían quedar protegidas por la Ley de Secretos Oficiales.

Su detención el 5 de noviembre pasado supuso la caída de un comisario al que se relacionó con la denominada “policía política” que orquestó la operación Cataluña en la etapa del ministro Jorge Fernández Díaz contra adversario­s políticos independen­tistas o con el Informe PISA contra Pablo Iglesias o Podemos.

Pero también con la grabación de una conversaci­ón de espías del CNI y agentes de Asuntos Internos en el caso del pequeño Nicolás y con la sospechosa aparición de un pendrive con informació­n compromete­dora sobre la familia Pujol. Está además investigad­o en la causa que sigue un juzgado de Madrid contra el empresario Javier López Madrid por supuestame­nte acosar a la doctora Elisa Pinto, quien señaló en una rueda de reconocimi­ento al ex comisario como la persona que la apuñaló el 10 de enero de 2014.

El ex policía grabó conversaci­ones con Corinna zu Sayn-Wittgenste­in

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JORGE ZAPATA / EFE El ex comisario José Manuel Villarejo.

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