Mi casa no contamina
El mercado nos ofrece una amplia gama de limpiadores y desinfectantes que introducen en nuestras casas peligros para la salud y para el medio ambiente. Para tener la casa podemos prescindir de la química dura. Basta con aplicar combinados que limpian, resultan más baratos y saludables.
LIMPIADORES
Los agentes blanqueadores y los enzimas pueden desencadenar reacciones alérgicas y causar problemas respiratorios por los residuos que dejan en la ropa y en las sábanas. Además, los fosfatos fertilizan en exceso las aguas. con l-0 que se multiplican las algas. que se pudren y saturan el agua. De esta forma el oxígeno que respiran los peces y la vida vegetal se ve muy reducido y sobreviene la asfixia.
Como alternativa podemos utilizar productos biodegradables sin fosfatos, que no contaminan ni irritan. En general se hacen a base de aceite de coco y de palma, aceite cítrico y derivados del algodón y de la lana. Resultan adecuados para lavar la ropa a mano o a máquina.
También hay detergentes biodegradables para lana y un suavizante basado en ácidos grasos naturales. esencia de limón y agua. Es necesario remojar las prendas muy sucias en una solución de bórax: una cucharada sopera por cada cinco litros de agua. El bórax perfuma la ropa además de quitar las manchas.
Añadir una cucharadita de vinagre blanco o de bicarbonato sódico por lavadora ablanda el agua y ayuda a eliminar los olores. Para lavar a mano van bien las simples escamas de jabón (no perfumado), o hacer un jabón líquido disolviendo dos tazas de jabón de barra rallado en cinco litros de agua caliente, puesto a fuego lento durante diez minutos y dejado enfriar.
DETERGENTES
Los detergentes, los tintes y los aromas artificia les pueden irritar, secar y agrietar la piel. Son tóxicos si se ingieren. Los artículos sin fosfatos se hacen a base de un limpiador de aceite de coco y suero de leche, sal marina, además de extractos de manzanilla y caléndula que suavizan y acondiciona las manos al tiempo que propician la curación de pequeños cortes y rasguños.
La esencia de cítricos proporciona un agradable aroma a limón. También se puede utilizar jabón líquido puro y añadirle jugo fresco de limón para cortar la grasa.
LEJÍA Y POLVOS
Los compuestos clorados, como el hipoclorito de sodio que se encuentran en la mayoría de las lejías, emiten vapores tóxicos que irritan mucho los ojos,
la nariz y la garganta y pueden dañar los pulmones. La lejía quema la piel y es tóxica si se ingiere. Algunos polvos limpiadores contienen amoniaco y por eso jamás se deberán mezclar con lejía o limpiadores del inodoro. pues éstos emiten aminas cloradas en forma de gases, que son mortales.
La lejía y el amoniaco contaminan el agua y destruyen las bacterias beneficiosas que descomponen las aguas residuales. También perjudica n mucho los procesos de descomposición que ocurren en los tanques sépticos.
Existen limpiadores biodegradables para los fregaderos, suelos, baños e inodoros. En general se hacen a base de aceites de coco y de palma. yeso, sal marina, y extractos de manzanilla y de caléndula que los convierten en limpiadores eficaces, pero no abrasivos. Un trapo húmedo untado con una pasta elaborada con agua y bicarbonato sódico o bórax es un limpiador eficaz para baños, fregaderos, suelos o encimeras de cocina.
Un buen limpiador para el inodoro contiene ácido acético (en vez del fuerte ácido clorhídrico). Además, esencia de pino. limón. eucalipto y lavanda, que son desinfectantes naturales. Verter vinagre por el inodoro, dejarlo actuar durante toda una noche y luego cepillar bien la taza con o sin bicarbonato sódico, es una forma inocua pero enormemente efectiva de limpiar y desinfectar.
ABRILLANTADORES
Las sustancias químicas tóxicas. como el fenol. contenidas en los abrillantadores para suelo y muebles producen erupciones cutáneas y su ingestión puede provocar convulsiones.
El nitrobenceno. otro ingrediente, puede decolorar la piel y desencadenar vómitos. Una vez aplicado, sus residuos continúan emitiendo vapores. En forma de aerosoles, los abrillantadores emiten partículas de disolventes químicos en el aire, y pueden contener los famosos CFC que destruyen la capa de ozono.
Bastan los abrillantadores de cera pura de abeja. También puede hacerse un preparado derritiendo en agua. a fuego lento, 60 g de cera de abeja, 140 ml de aguarrás auténtico (esencia de trementina), dos cucharadas soperas de aceite de linaza y dos cucharaditas de aceite de cedro, que limpia y protege los muebles de madera al tiempo que aromatiza el aire.
Otras fórmulas: mezclar tres partes de aceite de oliva con una de vinagre: dos partes de aceite vegetal con una de jugo de limón: si se utiliza mayonesa pura, el olor se disipa rápidamente. Se aplican con un trapo suave.
Para limpiar roble se hierve un litro de cerveza con una cucharada sopera de azúcar y dos de cera de abeja: se deja enfriar. se frota con un trapo sobre la madera y se espera a que se seque: luego se abrillanta con una gamuza.
Para renovar los muebles de piel. se mezcla una taza de vinagre con otra taza de aceite de linaza y se aplica.
También podemos utilizar alternativas a los abrillantadores para metales convencionales La cubertería se puede limpiar poniendo una lámina de papel de aluminio en una olla: se cubre con tres o cuatro dedos de agua, luego se añade una cucharadita de bicarbonato sódico. Se lleva a ebullición y se añaden después los cubiertos, de forma que queden sumergidos. Se hierve durante 2 o 3 minutos, se retira, se aclaran y se secan.
Para limpiar la plata, se rompen trocitos de papel de aluminio en cantidad suficiente como para llenar medio tarro de cristal, se añade una cucharada sopera de sal, y se llena el resto con agua. Introduce en el tarro los objetos pequeños. y se dejan ahí durante 2 o 3 minutos. luego se aclaran y se secan. El tarro se deja cubierto.
Para abrillantar cobre y latón se puede hacer una pasta con jugo de limón y sal, o utilizar un trozo de limón untado en bicarbonato sódico. El vinagre blanco caliente y sal. o el jugo caliente de tomate también limpian eficazmente el cobre y el latón.
AMBIENTADORES
La mayoría contienen naftaleno, fenol y otras sustancias químicas tóxicas, que mezcladas con el perfume artificial causan problemas respiratorios y oculares. dolores de cabeza y náuseas. Las partículas químicas de los ambientado res contaminan en vez de refrescar el aire interior.
Los propelentes de los aerosoles pueden contener CFC dañinos. Podemos comprar o preparar nuestro propio popurri o mezcla de flores secas aromáticas. por ejemplo, a base de lavanda. rosa, clavel y manzanilla. Se ponen en un cuenco y se complementan con unas pocas gotas de aceite esencial (puede ser de lavanda). También se pueden quemar las esencias que se prefieran. como incienso. o vaporizarlas.
La madera de sándalo es relajante. el limón y el pino refrescan. Los manojos de flores y las macetas de hierbas aromáticas cultivadas en casa son excelentes para aromatizar el aire interior. También basta echar canela y clavo en agua a fuego lento.