La Vanguardia (1ª edición)

Padres e hijos

- Carlos Zanón

En Graceland hay un tobogán con un agujero entre ceja y ceja. Una tarde de verano, Lisa Marie se deslizó por la rampa de ese tobogán, trastabill­ó y aterrizó con la cara en vez de con los pies. La cría, hecha un mar de llanto, se abrió paso entre guardias de seguridad, cuidadoras y Cadillac rosas hasta dar con su padre. Este, abotargado por la ingesta de sándwich de plátano, barbitúric­os y doce horas jugando al Scalextrix, fue despertado por los lloros. Cuando entendió lo que había pasado, cogió una pistola, salió al jardín y cuando la niña señaló el tobogán Elvis le metió una bala entre los ojos. Eso es un padre. No el único tipo de padre, porque hay padres para todo y padres para nada. Marlon Brando fue, a todas luces, un mal padre. No fue uno de sus mejores trabajos el lloriquear delante del tribunal que juzgaba a su hijo del asesinato de su cuñado. Un padre actor debe de ser una complicaci­ón añadida. Uno supone que las tonterías que su padre le dice en la adolescenc­ia son, al menos, sinceras. Sospechar que es la interpreta­ción de un papel no debe ayudar mucho a tu formación, por no

Ser mal padre si eres famoso mola; ser mal padre si no eres nadie es ser lo peor

hablar de las ganas de matar a tu padre si este es Brando y todas tus novias, de hecho, te reprochan no ser él. Ser mal padre si eres famoso mola. Ser mal padre si no eres nadie es ser lo peor. Hay padres que viven sin salir nunca de comedores y dormitorio­s y padres que se van de casa y no vuelven. De estos, con el tiempo te enteras de que tenían otra familia igual de triste que la tuya. Jesucristo y su padre tuvieron una relación cuanto menos complicada. Entiendes que tu padre le pegue un tiro a un tobogán, pero no que te envíe a la Tierra a que te torturen y te crucifique­n. Así Temática Redención, ¿no había otro plan…? Hay padres que les importa qué haces y otros que no te dejan en paz. Dylan electrific­ándose en el 65 parecía un tipo sin padre, mientras que imaginas a Springstee­n y su padre discutiend­o, día sí día también, en su casa en la colina. Saturno es padre desbordado tanto como lo pueden ser Darth Vader o Victor Frankenste­in, cada uno en su punto, pero un padre pusilánime es casi peor que uno enloquecid­o o autoritari­o. Hay padres que nunca estuvieron, padres estúpidos, padres maravillos­os a los que añoras incluso cuando están. Padres de los que heredas la miopía y tu equipo favorito de fútbol. Padres que te enseñan a ilusionart­e con cualquier cosa y a no fiarte ni de los amigos. Padres charlatane­s y padres mudos. Padres responsabl­es y el de Amy Winehouse. Uno no se lleva bien con su padre porque tú eres más joven que él. Y porque este sospecha que en cuanto no sea operativo lo meterás en una residencia y tú sabes que sólo le gustó tu primera novia. En realidad, lo mejor que podrían hacer un padre y un hijo es subirse a un coche, largarse de casa y disparar contra todos los toboganes que encuentren hasta el Gólgota. Pero lo vas dejando y un día ya es demasiado tarde y sólo queda añorarse. El hijo al padre, el padre al hijo.

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