El juez busca, él corre
Investigado por la IAAF y la AMA, Adel Mechaal se ve apeado del 1.500
Adel Mechaal (25) llega pensativo a la zona mixta.
Desde luego, no es feliz. Está fuera. Su serie de los 1.500 m ha ido muy lenta. Como se ha embarullado y se ha ensuciado, se le ha escapado una oportunidad. Ha sido noveno, en 3m48s41, una marca de pandereta para él (el otro español, David Bustos, sí pasa ronda, por tiempos: séptimo, en 3m39s73). No, Mechaal no es feliz. No lo es desde hace días. Desde hace un par de semanas.
El día que debía volar a Río, le llamó José Luis de Carlos, director general de la Federación Española de Atletismo. Le dijo:
–Date media vuelta y vuelve a casa. Por ahora, no puedes venir a Río. La IAAF y la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) nos han comunicado que te has saltado tres controles antidopaje en este año.
Eso le dijo De Carlos a Mechaal. En conversación con este diario, De Carlos dijo que el problema de Mechaal había sido puramente administrativo. Nada más que eso.
–Hay un problema burocrático con la acreditación. Y eso no se puede solucionar al momento. Hay que resolverlo. Cuando lo haya hecho, Mechaal podrá viajar a Río –dijo De Carlos a La Vanguardia.
A esas alturas, Mechaal ya había salido de su casa en Palamós.
–Sí sí, ya iba camino del aeropuerto –dice Mechaal en las entrañas del Estadio Olímpico–. Imagínese el disgusto. Me dijeron que no podía subir al avión. Y mis compañeros se enteraron. De ahí que toda esta historia se filtrara. Lo que se filtró fue un buen show. La IAAF y la AMA habían comunicado al Comité Olímpico Español (COE) que Mechaal, doble medallista en los Europeos de junio, se había saltado varios controles antidopaje en este año. Tres controles. El equivalente a un positivo. El equivalente a dos años suspendido.
El COE llamó a la Federación Española y esta llamó a Mechaal.
Diversos relatos describen a un Mechaal lloroso, asegurando de mil maneras que él nunca se ha saltado nada. Si acaso, ha habido algunos despistes.
–La verdad es que muchos atletas son un desastre administrativamente –dijo De Carlos.
–Creen que soy un despistado total –dice Mechaal a este diario.
Estamos de nuevo en la zona mixta del Estadio Olímpico. Mechaal ha podido llegar a Río porque el asunto se ha puesto en stand by. El juez estudia.
Por ahora, la acreditación de Mechaal está en regla. Puede entrar y salir de la Villa Olímpica, entrenarse con los otros, vivir los Juegos.
–Si hubiera venido sin la acreditación, no habríamos podido garantizar su entrada en la villa. Mechaal se habría quedado tirado en un hotel, lejos de todo. Sin fisioterapeutas ni médicos. Sin acceso a las pistas de entrenamiento. Un lío. ¡Aquí las distancias son enormes! –dice De Carlos.
Mechaal tiene a un abogado trabajando en el asunto mientras él corre. Ayer fue la serie de 1.500. Esa que le salió fatal. Y esta tarde, a partir de las 15 h, las semifinales del 5.000.
Este es el segundo viaje de Mo Farah, el hombre que persigue unir el título de esta distancia al 10.000 que había ganado el sábado. Sería la segunda vez que lo consigue.
–Yo he dejado todo en manos del abogado –dice Mechaal–. Nos comunicamos por e-mail. Yo miro el correo dos veces al día. Si me pide información, se la mando. Pero he venido aquí a correr, no a estar por esas cosas.
También dice que todo eso de las desapariciones no es cierto.
–Yo resido en Font Romeu. Allí me paso todo el tiempo. Pero mi domicilio legal está en Palamós. En uno de los controles, la IAAF me envió un e-mail y yo se lo contesté. En los otros dos casos, la Agencia Antidopaje me envió una carta a mi casa en Palamós. No estaba allí. No pude certificarla. ¿Cómo la iba a firmar? ¡No estaba allí!
Tiene un problema. Uno que duele: le han manchado el nombre.
–Y esa mancha costará quitarla. Pero deben tener esto claro. No he dado positivo, nadie me ha sancionado.
Se va agobiado. Por el problema burocrático y por el compromiso que le espera. Un 5.000 con Mo Farah.
Menuda faena.